Echarse la siesta en el trabajo suena a chiste -o a sueño prohibido- , pero poder dar una cabezada en el horario laboral es una cuestión que ha sido estudiada desde varios ámbitos y por investigadores del mundo laboral. Diversas encuestas han probado que es habitual en algunos sectores poder dormir un breve lapso para mejorar la productividad, porque echar una siesta tiene varias ventajas, aunque también algunos inconvenientes.
Una empresa de colchones americana, Amerisleep, realizó una encuesta entre 1.001 trabajadores de diversos sectores para descubrir quién dormía la siesta en el trabajo. Y descubrieron que el 70% de los trabajadores del sector tecnológico admitían haber dormido en su jornada laboral. Era el grupo más alto, mientras que en el mundo de las artes, el entretenimiento y la recreación era donde menos probabilidades había de dar una cabezada, aunque el 35% de los trabajadores de este sector admitían haberlo hecho.
Una investigación del Journal of Sleep Research descubrió que las siestas pueden ser parte de la estrategia integral del trabajo para luchar contra las caídas de la productividad y, al mismo tiempo, frenar algunos efectos negativos sobre la salud. De hecho, en entornos con trabajos más operativos, dormir en el trabajo puede ayudar a controlar la fatiga y a que los trabajadores con turnos largos se mantengan más alerta, lo que incrementa la seguridad de los operarios con equipos peligrosos.
"En un mundo laboral cada vez más competitivo, donde la gestión eficiente del tiempo es una prioridad, hay empresas que tienen claro que la siesta no es beneficiosa para sus empleados porque supone un parón en medio de su jornada laboral. Otras compañías, en cambio, consideran que el descanso y el bienestar de sus trabajadores incide claramente en su rendimiento profesional. Echarse siesta o no depende de los gustos de cada persona y de la filosofía empresarial de la organización", explica Patricia Mampel, responsable de marca y contenidos de Ringover en España, que ha elaborado un trabajo con las ventajas y los inconvenientes de dormir la siesta en el trabajo.
Las ventajas de dormir la siesta en el trabajo
Las principales ventajas de dormir la siesta en el trabajo es la posibilidad de mejorar la productivdad, dado que una breve siesta puede mejorar la atención y el rendimiento cognitivo, ayudando a consolidar la memoria y refrescar la mente. Además, se reduce el estrés, porque permite desconectar y recargar energías, reduciendo los niveles de cortisol.
El estado de ánimo también mejora, porque la falta de sueño afecta al humor, mientras que una siesta corta puede mejorar el ánimo, promoviendo un ambiente laboral más positivo. También se fomenta la creatividad, fundamental en muchos trabajos, ya que el cerebro procesa y organiza la información durante la siesta.
Inconvenientes de dormir la siesta en el trabajo
Pero no todo es de color de rosa, porque dormir la siesta en el trabajo también tiene incovenientes. Por una parte, se interrumpe la jornada, y si la siesta no se gestiona bien, puede causar pérdida de tiempo y disminuir la productividad. Es necesario establecer políticas claras. También puede costar despertarse, porque algunas personas pueden experimentar inercia del sueño, causando desorientación y somnolencia al despertar.
No hay que descartar la percepeción negativa, en algunas empresas, la siesta puede verse como falta de profesionalismo, afectando la reputación del empleado. Y se puede sufrir un desajuste para el resto del día, y que dormir demasiado pueda dificultar el sueño nocturno, afectando el rendimiento. Es importante encontrar un equilibrio adecuado.
Cómo dormir la siesta de forma eficaz
Para aprovechar al máximo los beneficios de la siesta, se deben considerar los siguientes aspectos. Ha de tener una duración ideal. Una siesta de entre 10 a 20 minutos es suficiente para refrescar la mente sin entrar en etapas profundas del sueño. Además, se debe buscar un ambiente adecuado. Un espacio tranquilo, oscuro y fresco mejora la calidad de la siesta. Utilizar máscara para los ojos y tapones para los oídos puede ayudar. Y vigilar la posición y la comodidad. Buscar una posición cómoda, preferiblemente reclinada. Algunas empresas ofrecen sillones reclinables o cápsulas de sueño.
Hay otros aspectos a tener en cuenta, como el momento ideal. Después de comer, entre las 13 y las 15 horas, es el momento en que los niveles de energía tienden a disminuir. Y vigilar las políticas empresariales, porque las empresas deben crear políticas claras sobre la siesta, designando áreas específicas y regulando la duración. Por su parte, las organizaciones deben monitorear el impacto de las siestas en la productividad y bienestar de los empleados, ajustando políticas según sea necesario.
De hecho, el verano es uno de los momentos más indicados para dormir la siesta en el trabajo. La principal razón son las temperaturas elevadas, porque el calor puede inducir somnolencia, aumentando el deseo de tomar una siesta para recuperarse. Además, la luz solar influye en los ritmos circadianos, aumentando la producción de melatonina y causando somnolencia. Y la mayor sudoración y la consecuente deshidratación son otro buen motivo, porque las altas temperaturas provocan fatiga y somnolencia, haciendo que una siesta ayude a rehidratarse y recuperar fuerzas.