Cada 15 de noviembre se celebra el Día Mundial sin Alcohol, promovido por la Organización Mundial de la Salud (OMS). El objetivo de esta efeméride es concienciar a la población, y especialmente a los jóvenes -que lo ven como una práctica social común-, sobre los problemas de salud físicos y psicológicos que puede provocar la ingesta de esta sustancia.

El Día Mundial sin Alcohol pretende asimismo recalcar la vital importancia de fomentar la responsabilidad en su consumo, marcando también una de las metas incluidas en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Una de sus metas dentro del objetivo de salud y bienestar es el fortalecimiento de la prevención y el tratamiento del abuso de sustancias adictivas, incluido el uso indebido de estupefacientes y el consumo nocivo de alcohol.

Además, la OMS ha alertado sobre las barreras que provoca la ingesta de bebidas alcohólicas para alcanzar los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, que fueron adoptados por todos los Estados miembros de las Naciones Unidas como una llamada a la acción para poner fin a la pobreza y proteger al planeta.

En 2005 aprobó una resolución para exigir a los Estados miembros tomar medidas para reducir el consumo nocivo, como regular la venta, legislar sobre la conducción en ebriedad o facilitar tratamientos para las personas alcohólicas.

Los daños que provoca el alcohol

Cada año se producen 3 millones de muertes en el mundo derivadas del consumo nocivo de alcohol; de todas las muertes atribuibles a la sustancia, el 28% se debe a lesiones provocadas por accidentes de tráfico. En total, las muertes causadas poe el alcohol representan un 5,3% de todas las defunciones a nivel mundial.

El consumo de alcohol es un factor importante en más de 200 enfermedades, como dolencias cardíacas y del hígado, cáncer o accidentes cerebrovasculares.

Se ha demostrado que existe una relación causal entre el consumo nocivo y los trastornos mentales, además de las enfermedades no transmisibles y los traumatismos 

Los factores que suelen incidir en el hábito del consumo nocivo son: depresión, baja autoestima, evasión de la realidad, aceptación y presión social entre otras.

Aparte de los problemas de salud que conlleva, el abuso del alcohol perjudica socialmente al consumidor, afectando tanto a su entorno familiar como laboral y generando una carga sanitaria y económica considerable para la sociedad.

España tiene una de las tasas más bajas de consumo de alcohol del mundo

Según la encuesta que elaboró Global Drug Survey antes de la pandemia, Reino Unido es el país que tiene la mayor tasa de población alcoholizada, mientras que otros como España o Colombia reflejan los porcentajes más bajos de consumo. El sondeo fue realizado entre noviembre y diciembre de 2019 a más de 100.000 personas de 25 países de todo el mundo y refleja que las regiones británicas de Escocia e Inglaterra presentan tasas de alcoholismo que superan en más del doble a países como España, Italia o Portugal.

Según la encuesta, los británicos reconocen haberse emborrachado "gravemente" hasta ver afectadas sus facultades físicas y mentales y llegar a "perder el equilibrio y el habla racional" una media de 33 veces al año. Encuestados de España reconocieron emborrachamientos fuertes con una media de 14 por año y persona.