Andalucía se juega mucho en estas elecciones. Andalucía fue el primer experimento del Partido Popular y Ciudadanos para blanquear a la extrema derecha, para que, con el apoyo de Vox, el PP llegara al Gobierno de la Junta de Andalucía, a pesar de que fue el PSOE quien ganó las Elecciones Autonómicas de 2018.

Y de aquellos barros de Andalucía, estos lodos en Castilla y León. Vox se fue consolidando y pasó a ser el apoyo de PP y Ciudadanos en muchos ayuntamientos de España o en la Comunidad de Madrid. La ansiedad de Pablo Casado, la misma que tiene ahora Feijóo por llegar al poder, ha sido el camino para que solo en España ocurra lo que nadie quiere que suceda en toda Europa, el ascenso de la extrema derecha y su incorporación a gobiernos nacionales, autonómicos y municipales.

En ese camino político disparatado, tras las elecciones autonómicas del pasado mes de febrero, el PP ha conformado un gobierno de coalición con Vox en la Junta de Castilla y León que preside el señor Mañueco con un vicepresidente de la ultraderecha franquista como es el señor García Gallardo.

Y apenas dos meses después la coalición ultraderechista del Gobierno en Castilla y León va mostrando inequívocamente sus pretensiones de recuperar los valores franquistas, además de multiplicar sus despropósitos adoptando medidas erráticas, arcaicas y sectarias que condenan a la comunidad a la ruina más absoluta y sin retorno, después de más de tres décadas de gobiernos infaustos de derechas.

La empresa galletera Siro, una referencia histórica en Castilla y León, ha sido el mejor ejemplo de como una coalición de derecha extrema y extrema derecha, por acción e inacción, podía hacer desaparecer una de las empresas más representativas de la Comunidad.

Afortunadamente, el acuerdo alcanzado, a pesar de PP y Vox, ha hecho posible que la empresa Siro sea viable en el futuro y se pueda mantener el empleo en Castilla y León, 1.700 puestos de trabajadores a los que, junto a sus representantes sindicales, hay que reconocer y felicitar por su lucha tenaz para defender sus puestos.

Un acuerdo auspiciado por la ministra de Industria, Comercio y Turismo del Gobierno de España, Reyes Maroto, para llegar a un entendimiento con todos los actores, como han sido las entidades financieras, los trabajadores, el ICO, las empresas de crédito y caución o los fondos de inversión, que permitieran que las plantas de Siro en Castilla y León y el empleo tuvieran futuro.

Nada que ver con la pasividad, la inacción y el silencio del señor Mañueco y su gobierno en la Junta de Castilla y León, quienes desde el primer momento han dado la espalda a los trabajadores de Siro y al futuro de la empresa. Insisto, si de ellos hubiera dependido, hoy Siro ya no existiría.

Desde el mes de marzo, el Gobierno de España se puso a trabajar tras conocer la delicada situación de la empresa Siro. Para ello era necesario un plan financiero en el que un nuevo inversor asumiera la dirección de una empresa que tenía enormes tensiones de liquidez con una deuda muy importante que hacía inviable su supervivencia.

También quiero hacer un reconocimiento y un agradecimiento especial a la entidad financiera Caja Rural de Zamora, una de las que tenía una gran parte de la deuda. Por su esfuerzo e implicación desde el primer momento porque, a pesar de que podría ir en contra de sus intereses, su apuesta ha sido clara y decidida por el mantenimiento del empleo y la viabilidad de las fábricas.

La ministra Reyes Maroto, la que representa al Gobierno de España que preside Pedro Sánchez, ha sido un ejemplo de hacer política útil, rigurosa, seria y eficaz. Primero auspiciando el acuerdo con todos los actores implicados para hacer viable el futuro de Siro y el mantenimiento de sus 1.700 puestos de trabajo.

Pero sobre todo, quiero poner en valor la valentía y la osadía política de la ministra de Industria, Comercio y Turismo reuniéndose de manera directa, el pasado sábado 11 de junio, con las Asambleas de Trabajadores de Siro en las localidades de Toro en Zamora y de Venta de Baños y Aguilar de Campóo en Palencia para explicarles la propuesta de acuerdo que después los propios empleados sometieron a votación con una mayoría abrumadora de respaldo.

Esos son los dos modelos de gestión que deben conocer los ciudadanos, los de Castilla y León, los de Andalucía y los de toda España. El modelo de gestión eficiente, útil y progresista que defiende y lucha por la viabilidad económica de una empresa y el apoyo a sus trabajadores, el modelo que representa el Gobierno de España y el PSOE. O el modelo de inacción, de pasividad y de dar la espalda al colectivo de 1.700 familias que representan Mañueco, el PP y Vox.