“… Vamos bajando la cuesta

Que arriba en mi calle

Se acabó la fiesta”.

Algo así, recordando la letra de la famosa canción de un icono de la cultura, y también del progresismo catalán, como es Joan Manuel Serrat, pensarían los más de 2.000 simpatizantes y militantes socialistas congregados este sábado en Montmeló tras la finalización de su acto. Tres eran los motivos para acudir y tres las causas de la alegría que rezumaban hoy las calles de esta localidad de casi 9.000 habitantes, a 20 kilómetros de la Ciudad Condal y famosa internacionalmente por albergar el Circuito de Barcelona-Cataluña.

Un motivo era la celebración de la tradicional Fiesta de la Rosa del PSC con fideuá colectiva compartida e incluida. Otra razón para el hecho festivo era la decisiva campaña electoral catalana en la que, si nada se tuerce, el candidato socialista vencerá en las urnas y si las matemáticas dan y no permiten bloqueos, Salvador Illa podría ser el próximo President de la Generalitat de Cataluña. Y, otro elemento para la alegría absoluta, era la presencia y segunda “reaparición” en campaña del líder federal y presidente de Gobierno, Pedro Sánchez. Tres motivos, tres causas que se unieron en una mañana donde el sol y el buen tiempo también quisieron sumarse a la Fiesta.

Los sombreros de paja de cinta roja con el texto “Festa de la Rosa” que la organización -perfecta por cierto-, se acabaron cuando entraban ya los más rezagados. “Es que ha venido muchísima gente”, justificaban desde la mesa de recepción. Y es que el recinto de los Jardins de la Torreta se quedó pequeño ante la masiva asistencia a la fiesta mitin. Testigos somos que desde una hora antes, los aledaños de la zona, las calles de Montmeló y las cafeterías de la zona, preveían el éxito de asistencia. Una madrugadora Idoia Mendía tomaba café sobre las 10,45 horas (el acto era a las 11,30) frente a un Juan Espadas, que llegaba apresurado tras un retraso por causas de la circulación. Y la presencia de los dos representantes regionales, ha servido a Illa para reafirmar su compromiso de trabajar por “Unir Cataluña con Andalucía, unir Cataluña con el País Vasco y una Cataluña que se una al resto de España”. Argumento en el que se ha apoyado el ex ministro de Sanidad para gritar -bueno, más que para gritar, mejor para alzar la voz pues Illa no grita ni tiene gestos altisonantes- que “ya basta de dividir a la sociedad catalana, ya basta de planteamientos divisivos”. “Unir y servir”, se ha quedado como frase e idea fuerza del espíritu que anida en Illa si llega al sillón de la Plaza de Sant Jaume.

Illa ha tenido un detalle emotivo al recordar que fue en Montmeló cuando conoció a Sánchez: “Te conocí en aquí, en 2014, cuando te planteabas, y afortunadamente decidiste hacerlo, presentarte a unas primarias. Y te quiero decir aquí, en mi tierra, que estamos contentos de que sigas al frente del Gobierno de España”.

A Illa le antecedió en la palabra el alcalde de Montmeló, Pere Rodríguez Rodríguez (una de las gestiones municipales más sociales, dicen quienes le conocen aunque tenga dos apellidos castellanos y no sea triplemente catalán como Dolors Monserrat, que diría Feijóo). Para seguir demostrando el mestizaje cultural y nacional de Cataluña, una de sus señas de identidad de la que presumen en campaña, prosiguió en el uso de la palabra, la candidata al Parlament y primera Teniente de Alcalde del Ayuntamiento de La Llagosta, Conchi Jiménez, más apellidos nacionales pero nacida en esta localidad de la comarca del Vallés Oriental, y con discurso inmerso en el seny de la comunidad.

Y en eso llegó Pedro. Sánchez hizo el paseíllo (en fecha no muy propicia para los taurinos), desde el Centro Cultural al anfiteatro donde se ubicó el acto. Unos 150 metros que parecieron inalcanzables por los selfies, los saludos, besos y palabras que a cada paso la militancia le pedía. Un Pedro Sánchez, que a los que lo hemos visto en reiteradas ocasiones en mítines y actos públicos, parecía trasmitir a través de su rostro y gestos, una imagen de agradecimiento sentido y profundo por el apoyo recibido de los miembros de su partido en sus particulares jornadas de reflexión.

Pedro Sánchez y Salvador Illa en un acto de campaña en Montmeló

Un presidente de Gobierno y secretario General del PSOE, que ni defraudó ni sorprendió. Fue fiel a las causas de su regreso: luchar contra los bulos, combatir la desinformación y fortalecer la democracia. Frente a los bulos, votos, frente al fango, que gane Illa… que voten socialista, vino a decir reiteradamente. Hasta en un tono mitad pedagógico, mitad cabreado, explicó como se origina un bulo, de donde nace, como creces y se reproduce, como se replica y el daño que hace. Un bulo que nace en la mente de grupos políticos, se transmite a través de terminales pseudo informativas y que luego se llevan a tertulias de radio y televisivas. En Montmeló, Sánchez ha certificado que su lucha contra la mentira y la desinformación va en serio. Al tiempo.

Termina el acto y despedida de Sánchez con otro paseíllo de afectos y cariño. Comienza la Festa con las mesas y las gigantescas fideuás con las agrupaciones socialistas confraternizando y satisfechas de lo visto, oído y sentido. Flota en el ambiente que sí, que sí, que “Illa President”, puede ser más que un eslogan, una frase de campaña o un deseo. Puede ser una realidad.

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