La fundación COTEC acaba de presentar el informe sobre la complejidad económica de España. Se trata de un estudio, basado en una metodología inicialmente desarrollada en el seno de la Harvard Kennedy School of Government hace unos años, que analiza la diversidad de la producción y exportaciones de nuestra economía, con el objetivo de identificar puntos fuertes y débiles de nuestro modelo exportador. El índice de complejidad económica recoge aspectos tanto internos como externos para situar a las economías en términos estratégicos, de manera que una economía más compleja tendrá mayores oportunidades de crecimiento a medio y largo plazo.
Así, de acuerdo con el análisis, a mayor grado de complejidad, más resiliencia y capacidad de responder a shocks exógenos. Así, las regiones donde predomina un monocultivo exportador, muestran una mayor vulnerabilidad que aquellas en las que la diversificación es la norma. En nuestro caso, las provincias del Pais Vasco serían los territorios con mayor complejidad, y las provincias de Almería, Huelva, Coruña, Extremadura y Cuenca se situarían entre aquellas con menor índice de complejidad. Una mayor complejidad económica supone una interrelación entre industrias y sectores, facilitando la exportación combinada de productos y servicios, y fortaleciendo las sinergias y vínculos virtuosos entre empresas y sectores.
La complejidad no implica una mayor exportación: hay provincias con un fuerte componente exportador que se basa en muy pocos productos en términos comparativos, de manera que su vulnerabilidad frente a shocks es mayor que en otros casos. En términos internacionales, España obtiene un puesto meritorio en materia de complejidad tecnológica (situándose en el puesto número 9 de 134 países) y en complejidad en materia de investigación, con también una buena posición en el puesto número 13. El principal bien de exportación en España es el sector de la automoción, con más de un 7% de las exportaciones totales, seguido de cerca por otros productos básicos sin procesar. Los principales países donde exportamos vehículos son Alemania, Francia y el Reino Unido. En materia de servicios, España exporta servicios profesionales, servicios de viajes personales y servicios de transporte. El incremento de nuestras exportaciones de servicios ha sido uno de los aspectos más destacados de la evolución reciente de nuestro modelo económico.
Con todo, en los últimos 20 años, España ha perdido posiciones en materia de complejidad económica. La economia mundial ha evolucionado rápido en un contexto de fuerte innovación y con una mayor competencia internacional. Y los últimos 15 años no han sido particularmente brillantes para nuestra economía. En 2001, España se situaba en el puesto número 19 a nivel global, y hoy se sitúa en el puesto 34. No se trata, como señalan los autores del informe, de que España haya dejado de producir o exportar determinados bienes o servicios, sino que otros países han evolucionado más rápidamente, hasta alcanzarnos y superarnos. En definitiva, tenemos razones para preocuparnos y actuar en consecuencia.
¿Cómo utilizar este indicador para mejorar nuestra política económica e industrial? La herramienta permite un análisis muy detallado en el ámbito territorial, de manera que permite una aproximación muy granular al desarrollo de una política de desarrollo territorial, que tenga en cuenta las interconexiones entre la industria local y el desarrollo de las cadenas nacionales, europeas y globales de suministros. Esto es particularmente relevante en un contexto en el que las cadenas de suministro globales se están acortando y, hasta cierto punto, redimensionando a la luz de las nuevas realidades geopolíticas. Resituar el territorio en el complejo entramado de interrelaciones financieras, económicas y sociales que están evolucionando hacia un modelo donde será difícil esperar fuertes crecimientos del comercio internacional, supone ahora una necesidad acuciante para evitar encontrarse con territorios “descolgados” de la dinámica económica.
No será fácil: una de las piezas clave para el desarrollo de estos nuevos modelos es el fomento de una política de innovación más activa en el territorio. El Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas acaba de hacer público otro informe -también apoyado por COTEC- en el que se evidencia una fuerte concentración del gasto en I+D financiado con los fondos Next Generation. La innovación tiende a concentrarse en el territorio donde encuentra un ecosistema prometedor, y, en el caso de España, atendiendo al último índice de innovación regional de la Unión Europea, esto sólo ocurre, en términos relativos, en el País Vasco, Cataluña, Madrid y Navarra, las únicas regiones españolas que aparecen como innovadoras fuertes en el contexto europeo. En conclusión: la geografía importa y ahora que tanto vamos a hablar de cohesión e igualdad entre españoles de uno y otro lugar, los aspectos que fortalecen la base material de esta igualdad deberán formar parte del debate. No se trata únicamente de pelearse por la financiación autonómica, sino, sobre todo, lograr que la textura de nuestro tejido económico y social no funcione a dos velocidades. Eso sí sería una España rota.