Todos se levantan de la mesa, pero Mariano, con gesto firme, pide al ministro de economía, Luis de Guindos; al de Hacienda, Raúl Montoro; y a la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, que permanezcan sentados. Se hace imprescindible la reunión del comité de crisis. Desde el primer comunicado urgente, la situación sólo ha hecho que empeorar. La rentabilidad del bono español a diez años ha superado la fatídica barrera del 7%, por menos de eso se han rescatado países como Irlanda.

Mariano pide a de Guindos que explique el estado de la situación. Con tono severo, el ministro de economía, directivo de éxito del no menos exitoso banco Lehman Brothers, realiza un detallado análisis. Con el bono español a ese interés, la prima de riesgo en cifras desconocidas hasta el momento y la rebaja de tres escalones en la evaluación de la deuda española por parte de Moody’s, es urgente tomar medidas drásticas si se quiere evitar el rescate de España. El presidente permanece cabizbajo, y no deja de tomar notas y de dibujar esquemas que Soraya, que las mira de reojo, no consigue entender.

Tras de Guindos es Montoro quien toma la palabra. De naturaleza más optimista, Cristóbal propone a Mariano que ya que poco podemos hacer para arreglar la situación, lo mejor es sacarle provecho. Se muestra partidario de dar una rueda de prensa a la salida de la reunión y explicar a los periodistas, para que así lo comuniquen al pueblo español, que el ahondamiento de la crisis es en realidad un buen dato. Que lo que en verdad se ha producido no es, como algunos analfabetos económicos podrían deducir, una pérdida de confianza en España y en su gobierno, sino todo lo contrario. El aumento de la prima de riesgo, y por lo tanto el incremento del interés que España debe pagar por su deuda, es una clara muestra de que los mercados confían en nuestra fortaleza y, como nos ven sobrados, no tienen reparo en pedirnos un esfuerzo mayor.

Mariano, que no ha dejado un instante de garabatear en su libreta, asiente con la cabeza y pasa el turno a Soraya. La vicepresidenta se muestra de acuerdo con la opción Montoro, pero prefiere que en vez de una rueda de prensa sea un simple comunicado escrito. No porque no se fíe de lo que puedan decir Montoro o de Guindos ante los periodistas, de todos son conocidas sus exquisitas dotes oratorias , sino porque por escrito la percepción de gravedad es siempre menor.

Acabadas las intervenciones de los ministros, se produce un tenso silencio a la espera de que el presidente dé su opinión y dictamine la estrategia a seguir. Los minutos se alargan, y el carraspeo nervioso de los tres activa a Mariano, que de repente parece regresar de un lejano lugar. Levanta la cabeza, los mira uno a uno, vuelve a bajar la mirada para dar un último repaso a los apuntes que ha estado tomando, se aclara la garganta, y dice: “La situación exige medidas valientes, y como presidente que soy de este país me corresponde a mí tomarlas, me cueste lo que me cueste. No podemos seguir ni un segundo más con semejantes dudas. España debe jugar con un nueve, y ese debe ser Fernando Torres. Soraya, pásame el teléfono y búscame el número de Vicente del Bosque”. Y el resto es ya historia, España ganó cómodamente el partido de esa noche contra Irlanda, gracias a los dos goles de nuestro delantero centro.

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