Feijóo terminará vestido de bisonte asaltando el Congreso de los Diputados. Solo es cuestión de tiempo. La espiral de violencia alentada por él y los suyos es muy grave y propia de Trump y Bolsonaro. Es dañino para los españoles y españolas el nivel de crispación que están generando, es intolerable que estén atacando la convivencia en nuestro país y es lamentable que traten de incendiarlo todo. Y solo por una única razón, porque no van a gobernar España.

Feijóo y Abascal aspiraban a gobernar nuestro país, pero es ahora cuando estamos viendo su verdadera cara y sus verdaderas intenciones. ¿En qué cabeza cabe que el líder de Vox sin despeinarse pida a la policía nacional que no cumplan las órdenes de sus superiores? Esto tiene un nombre y se llama insurrección. A esto precisamente es a lo que España dijo que no en las urnas el pasado 23 de julio. Y ahora, viendo lo que está sucediendo, lo queremos aún menos.

Sr. Feijóo, están llegando demasiado lejos. No condenar rotundamente los ataques a las sedes del PSOE, no es propio de alguien que presume de ser demócrata y de defender la Constitución. Que en pleno siglo XXI vuelvan a aparecer banderas que creíamos guardadas para siempre en el rincón más oscuro de nuestra historia no es bueno para nuestro país.

Que aunque sea una minoría los que promueven saludos fascistas o cánticos “cara al Sol”, los que porten pancartas que digan cosas como: “la Constitución destruye la nación”, los que ondeen banderas franquistas o los que griten “puto rojo el que no vote”; no es bueno para nuestro país, y lo que es peor, es que el líder del PP no sea capaz de rechazar de forma contundente estas actitudes, demostrando que ni es un hombre de Estado ni tiene altura política. No todo vale en política.

Porque esto no va de amnistía. No pueden engañarnos. Feijóo también hubiese aprobado una amnistía, lo habría aceptado todo y hasta le habría puesto un piso a Puigdemont. Básicamente lo mismo que hizo Aznar, dándoselo todo a Pujol para poder conseguir ser presidente. Lo hubiese hecho y toda la derecha hubiese aplaudido, incluso diciendo que sería lo mejor para el país. El problema es que eso no puede ser,  porque si tiene el voto de Junts no tendrá el de Vox.

Y como Feijóo no va a gobernar, ha vuelto a la teoría Montoro. Que se hunda España que ya lo arreglaremos nosotros. No, no la van a arreglar, se van a limitar a hacer todo el daño posible. Pretenden tomar por la fuerza lo que no ganaron en las urnas. Jamás hemos visto a la derecha española movilizarse por defender la sanidad pública o la educación pública, tampoco por fortalecer los derechos sociales de los españoles, solo se movilizan porque se niegan a reconocer un gobierno progresista para nuestro país.

Las Casas del Pueblo se han convertido en diana de los que se sienten llamados a defender a la España de la gente de bien; son los que defienden que solo la derecha puede gobernar nuestro país; son los que en nuestra historia cada vez que han visto amenazado su poder no han dudado en acabar con la democracia.

Rectificar es necesario

Sr Feijóo debe condenar sin paliativos los actos de violencia y hacerlo cuanto antes. Es intolerable e indignante que haya alcaldes de su partido político, el PP, como el de Tordesillas que personalmente convocó una concentración frente a la sede del PSOE de esta localidad. ¿Así respeta el PP la democracia? No tiene derecho a intentar tomar por la fuerza lo que no ganaron en las urnas.

¿Y por qué a Feijóo la cuesta tanto condenar rotundamente estos actos de violencia desatada? Pues tiene varias razones. La primera es que comparte estrategia con Vox. Estrategia y gobiernos con la ultraderecha. Y bajo ningún concepto va a cuestionar a sus presidentes de las Comunidades Autónomas ni a los 140 ayuntamientos donde gobiernan unidos.

Tampoco el líder del PP tiene capacidad de desautorizar a los que alientan desde su propio partido este tipo de comportamientos. No tiene la valentía de cuestionar ni a Esperanza Aguirre ni a Aznar y mucho menos a la presidenta de Madrid, la Sra. Ayuso, quien por cierto, sí ha condenado los actos, marcando de nuevo la línea del PP y dejando como siempre en mal lugar a Feijóo. 

Una tercera razón es que el aún líder del PP no puede ir en contra de los poderes de la derecha que lo han votado. Por eso hace lo que puede por intentar torpedear una nueva legislatura progresista. Feijóo debe intentar a cualquier precio, impedir que los multimillonarios tengan que pagar más impuestos, tiene que evitar que las grandes eléctricas, energéticas y los bancos tengan que poner más recursos para fortalecer el Estado del Bienestar, tiene que impedir que los grandes empresarios suban más los salarios a sus trabajadores en un contexto de reducción de la jornada laboral.

Y una cuarta razón para evitar condenar, es que este ruido le está viniendo muy bien al PP para tapar situaciones judiciales como la Kitchen, donde el exministro de Interior, Jorge Fernández Díaz, ha pedido que quien tiene que sentarse como acusado es el PP, apuntando además a este partido como responsable a título lucrativo por haber sido el presunto “beneficiario” del espionaje a Bárcenas. ¿Y Feijóo sigue pidiendo concentraciones en las plazas en lugar de responder sobre vergonzosas actuaciones de su partido como estas?

Sr. Feijóo, ¿de verdad no piensa rechazar con claridad la persecución y el ataque a las sedes del PSOE? ¿De verdad no piensa criticar duramente las agresiones y asaltos a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado? ¿De verdad no piensa cuestionar los insultos homófobos, fascistas y xenófobos ni tampoco los destrozos en propiedades y comercios? ¿Hasta cuándo?

Sr. Feijóo, usted ha creado el problema. No sea cínico, ¿cómo puede responsabilizar al presidente Pedro Sánchez? El deplorable espectáculo que están dando debe arreglarlo quien lo ha propiciado, y ese ha sido usted. Hasta el lehendakari Urkullu en un discurso institucional ha pedido al presidente del PP que desconvoque las protestas contra la ley de amnistía, porque “están sirviendo de excusa para generar odio, rencor y violencia”.

Nadie con responsabilidad institucional se puede poner de perfil ante lo que está pasando. Estas cosas se saben cómo empiezan, pero no cómo terminan. Usted, como líder la oposición en el momento que haya gobierno progresista debe reconocerlo de inmediato, porque lo contrario es negar la democracia, es situarse fuera del sistema. Defender un país es defender a su gente, velar y garantizar el Estado de bienestar y los derechos públicos, y eso es justo lo que usted no está haciendo. ¡Rectifique!