Los titulares del año nuevo se han centrado en la victoria de televisión española en la batalla por la audiencia que ha marcado los últimos meses de 2024, aunque de nuevo, las distancias en audiencia con antena tres, cadena en disputa, son pequeñas y el volumen de ambas impresionantes. Hasta aquí nada nuevo cambia del año pasado, pero muchas cosas han cambiado esta noche vieja que ojalá nos sirvan para abrir un nuevo tiempo.
La versión pesimista interpreta la batalla de la audiencia en televisión como un síntoma más de una polarización social y política insoportable, mirándolo en positivo, no es más que el reflejo de lo que somos un país plural de gente libre que tomas sus decisiones, con algunos haters que se empeñan en juzgar al que no encaja en sus visiones del mundo.
Esta es una de las primeras cosas que ha cambiado esta nochevieja, millones de personas han visto presentar las campanadas a una mujer con un cuerpo normal, de los que no cumple estándares ni medidas del canon exigido a nuestros cuerpos. El humor y la alegría con la que Lala Chus ha respondido a los bárbaros que se han visto superados por esta realidad, y el alegato en directo por los cuerpos diversos, hace tanto bien a millones de mujeres que sufren por no ser parte del canon de belleza, que ojalá esta novedad haya venido para quedarse.
Otra buena noticia que es menos nueva, porque ya hace años que también lo viene practicando Cristina Pedroche, es traer a la conversación de las campanadas temas importantes de la vida cotidiana y no hablar sólo de frivolidades; que en la televisión pública se hablara del problema del precio de la vivienda, que es el principal problema que enfrenta nuestro país, y que en los días siguientes se haya hablado de la leche que las madres se sacan cuando vuelven al trabajo, no sólo permite poner en la agenda temas importantes, sino que además conecta a la gente con la realidad de sus cenas navideñas; donde se habla de los problemas cotidianos, y sobre ellos se discute y se discrepa, incluso con los cuñados, sin que las familias se rompan ni se sientan dramáticamente polarizadas.
La última buena noticia, es que los presentadores de las cadenas supuestamente enemigas se saluden, sin insultos ni nada, pues oigan, lo normal, como los millones de españoles que vieron una cadena se saluda, se trata, incluso se quiere, con los otros millones de españoles que vieron la otra.
Por desgracia, también nos han dejado una mala noticia, una vez más los ultras religiosos que siguen empeñados en que todo el país, no sólo respete la libertad individual de profesar la religión que deseen, sino en que se comulgue y nos sometamos a sus ideales, aunque viendo el recorrido de su acción, casi se ha convertido en buena noticia; es tan ridículo que se considere ofensa religiosa que se enseñe una imagen de la vaca de Gran Prix, como que en nuestro código penal pervivan delitos relacionados con el pensamiento y la fe, gran noticia que esto también vaya a cambiar para siempre.
En conclusión, este nuevo año nos trae la oportunidad de dejar de lamentarnos por la polarización y pasar a alegrarnos de nuestra pluralidad y de nuestro buen humor, que sin duda nos hace falta, para combatir a quienes quieren que el cambio que necesita este país para abrazar un futuro de derechos, justicia e igualdad para todos y todas, se embarranque en la pelea de negar la realidad plural para volver a construir falsos consensos que expulsan a la gente del centro de la política. Feliz año nuevo de un nuevo tiempo.