No quiero sacar ventaja del mal momento actual que atraviesan los mercados. Las bolsas se hunden y también los bonos antiguos (debido a la subida de los tipos de interés) y en este 2022 todo se llena de pérdidas. Pero echando un vistazo a medio y largo plazo las cosas no mejoran mucho. Cómo explicar que durante casi una década de tipos de interés al cero por ciento, los españoles sean tan “estúpidos” de tener en los bancos sin ninguna remuneración nada menos que 1,049 billones de euros que representa el 40% del total de su ahorro financiero de 2,65 billones de euros.

La industria financiera, que vive de esto, dirá simplemente que este comportamiento irracional de tener el dinero bajo el colchón de los bancos mediante cuentas corrientes sin retribuir responde a la falta de cultura financiera de los españoles. A mi modo de ver, nada más lejos de la realidad. No están dispuestos a asumir los riesgos de los mercados (llámese acciones, bonos, materias primas, etcétera) simplemente porque no obtienen una rentabilidad suficiente que justifique acudir a los mercados. El coste de oportunidad, término tan clave en la teoría económica, no compensa. Entre tener un cero por ciento de rentabilidad o un 0,66% anual prefieren quedarse sentados en sus cuentas corrientes con el dinero a su disposición y sin posibilidad de perder. Bien es cierto que están perdiendo poder adquisitivo, pero una rentabilidad tan escasa tampoco cubre el deterioro que provoca la inflación sobre el dinero.

La única forma de hacer una comparación entre no hacer nada y hacer algo con el dinero se encuentra en los fondos de inversión con sus variopintas modalidades. Así, las rentabilidades medias de los fondos que se comercializan en España en un periodo de cinco años ha sido del 0,66% anual, porcentaje que se eleva hasta el 1,98% si el plazo lo alargamos a diez años o del 1,40% si lo alargamos a 15 años. Un dato oficial que sale de la coctelera de meter la distinta tipología de fondos de inversión. Es decir, en ese periodo hay fondos que pierden dinero y otros que ganan mucho más que la media. Por ejemplo, en cinco años, los fondos de bolsa española acumulan una pérdida anual del 1,9%, mientras que aquellos que destinaron su ahorro a la bolsa estadounidense han ganado cada ejercicio el 11%.

Está claro que muchas de esas cortas ganancias (o pérdidas) después de años de paciente espera –aunque con positivas excepciones- han tenido un claro ganador en las gestoras de fondos y su industria que pase lo que pase cada año percibe con seguridad la comisión de gestión y de depositaría.

Si pasamos a los fondos de pensiones, las cosas mejoran pero no demasiado. A plazo de cinco años, la ganancia anual media es del 1,8% que se eleva hasta el 3,7% para los analizados en un plazo de diez años pero que vuelve a caer hasta el 1,8% anual si se amplía el plazo a los 15 años.

La gran pregunta es si los españoles no invierten en estos productos ¿por falta de cultura financiera o porque las rentabilidades históricas obtenidas no son lo suficientemente interesantes para poner en riesgo su capital? Creo que una evolución tan pobre de las rentabilidades no estimula al ahorro a salir de la caverna de las cuentas corrientes bancarias. No es falta de cultura… simplemente es desánimo ante unos riesgos que se ven muy poco compensados con las ganancias obtenidas.

El mundo financiero está ya al alcance de cualquiera que desee informarse y a un coste cero (eso sí tiene que molestarse un poco). Las innumerables páginas webs, el seguimiento diario de las noticias, la explicación de cualquier término confuso que se encuentra en segundos en Internet, los resultados empresariales y su interpretación, la variada oferta financiera hacen difícil no saber lo que se hace. No falta cultura financiera, faltan rendimientos sólidos en el tiempo que inviten al conjunto de la población a dar ese paso de ahorradores a inversores.