Lamentablemente los abusos en los mercados financieros son demasiado frecuentes y continuados. Existen numerosos ejemplos y, tal vez, el más corriente es el cobro de elevadas comisiones en los fondos de inversión y pensiones cuando la gestión es mala y los resultados no acompañan. También habría que referirse a esas comisiones de éxito que se cobran el año bueno y después cuando viene un año malo ya no se perciben y se vuelven a cobrar al cliente cuando sube el fondo, aunque no haya llegado siquiera al valor de aquella primera comisión. O sea, no están cobrando por éxito si perciben dos veces por lo mismo. Una práctica muy frecuente y que las autoridades (Comisión Nacional del Mercado de Valores) debería impedir, máxime cuando acabamos de conocer que el 63% de los fondos de inversión se venden mediante gestión de carteras que tienen estas comisiones de supuesto éxito.

Nunca hay que bajar la guardia, hay que leer todos los contratos con detalle y si se tienen dudas llevarlas a un experto y pedir asesoramiento para no ser finalmente engañados. Existe una gran campaña por parte del Banco de España y de la propia CNMV con el fin de elevar la educación financiera de los españoles y también desde el Ministerio de Economía se han hecho avances como la necesidad de hacer un test al cliente para saber si sabe o no lo que compra. Por mucha voluntad que se tenga, obviamente, siempre habrá alguien dispuesto a engañar y no pocos a dejarse.

Pero esta semana prefiero ver las cosas desde la otra orilla. Sin duda durante el verano y el inicio de curso se han producido dos situaciones rocambolescas. De un lado, los inversores de criptomonedas (Bitcoin, Luna, Ethereum y un larguísimo etcétera) pedían a las autoridades que se les resarciese de sus abundantes pérdidas provocadas por la salida de dinero de estas monedas digitales, tan especulativas como, de momento, inservibles (salvo la tecnología que las genera). Pero aquí los ahorradores, inversores, especuladores se equivocan de extremo a extremo. La CNMV junto con el Banco de España llevan muchos meses advirtiendo a que estas monedas no están reguladas y que tienen movimientos muy especulativos que pueden generar grandes pérdidas. Lo han dicho hasta la saciedad. Una información continuada que contrastaba con la alegría de sus inversores que se estaban forrando en tiempos de bonanza sin saber muy bien cómo. Incluso, se tachaba de estúpidos a los que seguían trabajando y no se incorporaban a este fantástico mundo de las monedas digitales. No tienen derecho a quejarse de nada, estaban suficientemente advertidos y sabían (mejor dicho no sabían) donde se metían al calor de promesas de ganancias meteóricas.

Ya esta semana, con el Euríbor por encima del 2%, se han escuchado voces en defensa de este pobre endeudado que ve cómo la cuota mensual que paga por su hipoteca se ha incrementado de forma notable.  El Euríbor sirve para calcular el tipo de interés de las hipotecas a tipo variable ya que se aplica éste más un diferencial. Resultado de esta suma sale el tipo de interés al que se pagar el préstamo para comprar la vivienda.

Desde 2016 el Banco Central Europeo (BCE) ha mantenido los tipos al cero por ciento y el Euríbor no solo cayó al cero sino que estuvo mucho tiempo en negativo, tal y como ocurría con otros tipos (véase letras del Tesoro) de corto plazo. Con estos niveles de Euríbor (tipos negativos) muchas familias cambiaron sus muy baratas hipotecas variables a hipotecas a tipo fijo: ya la situación sólo podía empeorar (lógicamente). Es más, las nuevas hipotecas a tipo fijo que se formalizaban superaron durante muchos meses a las variables pese a que estás últimas ofrecían una cuota mensual más baja. Un fenómeno financiero nuevo en España donde además la banca realmente ofertó hipotecas fijas interesantes con tipos entre el 1% y el 2%.

Ahora los que siguieron en variable y aquellos que también optaron por ligar el interés al Euríbor se quejan y fuerzas políticas piden ayudar a esas personas. Pues no. Tanto los que invierten en criptomonedas como aquellos que optaron por pagar menos cuota y asumir el riesgo de subida de tipos (los tipos no estarían eternamente en negativo) deben asumir su decisión. Lo contrario además de injusto sería fomentar la irresponsabilidad de los ciudadanos.