Todavía no se ha aprobado la iniciativa para despenalizar la Eutanasia en España, y la Conferencia Episcopal se pertrecha para la guerra. Qué curioso que supuestos hombres de paz, hagan tan suyo el famoso adagio latino de “si quieres la paz prepárate para la guerra”. Debe ser que, a pesar de lo que predican, la caridad, que es el amor al prójimo, están más obsesionados con seguir interfiriendo en la sociedad y en sus leyes, es decir, en detentar el poder moral y económico que tuvieron en épocas pre-democráticas, que en hacer cumplir el mensaje de amor de su Cristo. No debe extrañarnos cuando, al contrario de lo que parece, el reaccionario monseñor Rouco Varela, corresponsable de algunas de las declaraciones y acciones más ominosas cuando la tramitación y aprobación de la Ley del matrimonio Igualitario, se echó a la calle para insultar y denigrar a los colectivos y personas LGTBI, entre otras cosas. También estuvo detrás de azuzar a su entonces perro de guerra en la Cadena COPE, Federico Jiménez Losantos, al que lanzó contra todo intelectual, político, artista o periodista que no comulgase con su pensamiento inquisitorial, para dejarlo caer luego cuando las demandas contra su locutor estrella les hizo responsables civiles subsidiarios.

El señor Varela ha seguido ejerciendo un peligroso control en la sombra de la Conferencia Episcopal española, lo sigue ejerciendo hoy,  haciendo por que se nombren a aquellos leales a su directriz, en muchos casos contrarios a las reformas y directrices del actual pontífice Francisco. Barros como los protagonizados por el prior del Valle de los Caídos, frente a la postura oficial de Roma, evidencian una rebeldía impropia de quien ha tomado votos de obediencia, además de una maquiavélica naturaleza más propia del literario y conspirador Cardenal Richelieu, que de un humilde servidor de los creyentes. No es de extrañar que Rouco y el cardenal Sarah, otro de los más estrechos colaboradores de Varela y detractor del Papa Francisco, no disimulen su amistad y simpatía por el líder del partido de extrema derecha Vox, el señor Santiago Abascal, y sus postulados antidemocráticos e inconstitucionales, como las diversas causas e investigaciones empiezan a poner de manifiesto. El cardenal Sarah no ocultó un encuentro público en Roma donde lo recibió con todo lujo de detalles, circunstancia que el propio Abascal hizo pública en sus redes sociales con foto en el Vaticano incluida.

El nuevo ejecutivo de Pedro Sánchez  ha anunciado que ésta, la despenalización de la Eutanasia y su legislación,  será la primera iniciativa legislativa, para muy pronto, después de  que este diciembre, con un gran consenso, a iniciativa de Ciudadanos y con el apoyo de PSOE, PP, Unidas Podemos gran parte del Grupo Mixto, se aprobara en el Congreso de los Diputados la “Ley de muerte Digna”. Una ley pendiente de pasar por el Senado, y que obligaría a todas las comunidades autónomas, a ofrecer a los pacientes terminales y sin posibilidades de tratamiento, medidas paliativas contra el dolor, y el cumplimiento de los testamentos vitales, es decir, no ser mantenidos con vida artificialmente. Veremos si, en este momento, aquellas comunidades autónomas en las que el apoyo de Vox es necesario para su gobierno, se cumple esta ley, donde, por ejemplo, contra la ley educativa establecida, la Constitución y el  buen juicio, los de Abascal pretenden imponer el “Pin Parental”, aunque sea ilegal según todos los pronunciamientos.

Ante el anuncio del Gobierno sobre la ley de la Eutanasia, el portavoz de la Conferencia Episcopal, Luis Argüello, otro leal al sombrío Rouco, avisó de las líneas rojas que plantea su organización. Dijo: “Causar la muerte me parece un atajo que deshumaniza. La realidad del sufrimiento pide cuidados paliativos, amor, una genuina compasión. Me sorprende mucho que en la exposición de motivos de esta ley se hable de 'demanda social', cuando en la ley educativa se quita esa idea de la demanda social. He aquí que la demanda social solo es útil para tener una coartada moral supuestamente democrática para legislar en contra de la vida”. Es curioso cómo tantos años de estudio de teología a algunos sólo les sirvió para retorcer el pensamiento y su propia alma. Nadie va a legalizar “causar la muerte”, que en nuestro idioma se llama “asesinato”, y está penado.

Se va a legislar para todos, una ley que garantice la seguridad y el cumplimiento de las últimas y legítimas voluntades de los enfermos. Nadie obliga a nadie a ejercer un derecho, como no obliga la ley a divorciarse, abortar o casarse, en caso de ser homosexual católico. Es una pena que, estos señores, se dediquen más a negociar con el temor y dolor ajeno, razón por la que llevan siglos enriqueciéndose y viviendo como príncipes, y metiendo sus manos en la vida de los demás. Tal vez sea hora ya de acabar con el concordato, de liquidar los beneficios fiscales de los que disfrutan, en detrimento de todos los españoles, y que comprendan de una vez lo que el propio Jesús dijo a Fariseos como ellos “den al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios” y de paso, hagamos efectivo y real, de una vez, que España es un estado aconfesional según nuestra Carta Magna.