El partido que sostiene el Gobierno y el principal de la oposición no debaten sobre alternativas concretas. Se limitan a intercambiarse garrotazos por medio de vídeos propagandísticos.
El debate político ha quedado reducido a “Van a por todo” del PSOE contestado por “No han dejado nada” del Partido Popular.
El vicesecretario de organización y electoral del Partido Popular, Carlos Floriano, lo ha desarrollado afirmando que los socialistas "no han dejado nada que no sea paro, déficit y deudas durante sus casi ocho años de Gobierno”.
A lo que el PSOE ha respondido colocando ambos eslogan en su página web y contrarreplicando con un “Vea y compare”.
¿Para qué discutir honesta y documentadamente sobre las respuestas que cada formación sostiene sobre la crisis? Basta con calentar a las respectivas parroquias.
El PP, regodeado en su mayoría absoluta, se limita a descalificar las propuestas socialistas negando la legitimación del PSOE para hacerlo.
Al mismo tiempo se ha lanzado a la batalla del eufemismo. La realidad es dura pero las expresiones pueden torturarse hasta que canten lo que uno quiere.
Buceando en Internet me he topado con ejemplos divertidos:
No diga congelar el salario mínimo, diga “mejorar la competitividad”.
No diga recortes, diga “reformas”.
No diga abaratar el despido, diga “flexibilizar el mercado laboral.
No los llame patronal o empresarios, llámelos “emprendedores”.
No critique las rebajas fiscales a los más ricos, son “ayudas a los ahorradores”.
No pronuncie la expresión “amnistía fiscal” cuando lo que se trata es de “un proceso de regularización de activos ocultos”.
No hable de regalar dinero público a la banca con un banco malo, se trata de “facilitar la gestión activa del patrimonio dañado de las entidades financieras”.
No recuerde a Lehman Brothers. Toda la culpa es de la herencia recibida.
No lo llame subida de impuestos: es un “recargo temporal de solidaridad”. Etc.
Ha muerto de nuevo Montesquieu y con él la división de poderes, se ha sustituido el consenso en TVE por el control gubernamental, y los órganos reguladores y supervisores han dejado de ser independientes.
En cambio ha resucitado Orwell y el Gran Hermano que sustituye la realidad por la propaganda y que proscribe el pensamiento libre.
José García Abad es periodista y analista político