España vive uno de sus mejores momentos en materia laboral y económica en décadas. Gracias a las políticas del Gobierno de Pedro Sánchez, nuestro país no solo ha recuperado el terreno perdido durante la pandemia, sino que se ha consolidado como uno de los motores de crecimiento económico europeo. Las cifras lo demuestran: récord de empleo, avances históricos en calidad laboral y una inclusión laboral sin precedentes de mujeres y jóvenes.
¿Quiénes son los únicos que no celebran este éxito? Feijóo y Abascal, que insisten en negar la realidad, aferrados a un discurso catastrofista que no resiste el más mínimo contraste con los datos.
Récord histórico de empleo. Durante abril de 2025, España ha alcanzado cifras de empleo que consolidan una tendencia positiva que se arrastra desde la pandemia. La afiliación media a la Seguridad Social llegó a los 21.588.639 trabajadores. Esto supone un aumento de casi 231.000 afiliados respecto a marzo y 487.134 más que hace un año.
No solo se trata de cifras impresionantes en sí mismas: España acumula ya más de un año por encima de los 21 millones de afiliados. En varios días del mes, incluso se superaron los 21,6 millones, y el 28 de abril se rebasó la barrera de los 21,7 millones. Lejos de ser un fenómeno estacional, este crecimiento sostenido responde a políticas concretas impulsadas por el Gobierno de Pedro Sánchez que ha transformado el mercado laboral.
Uno de los factores decisivos ha sido la reforma laboral impulsada por el Gobierno progresista. Desde su aprobación, ha generado 1,74 millones de nuevos afiliados, ha reducido drásticamente la temporalidad y ha mejorado la estabilidad laboral. Antes de la reforma, el 30% de los contratos eran temporales; hoy, ese porcentaje ha caído por debajo del 12%.
Más de 9,9 millones de personas tienen ahora contratos indefinidos a tiempo completo. Además, la figura del trabajador fijo-discontinuo representa solo el 5,8% del total, lo que desmonta las campañas de desprestigio que la derecha ha impulsado en torno a esta modalidad contractual.
Estas mejoras han roto el ciclo de precariedad que, durante décadas, afectó especialmente a los jóvenes y a las mujeres. Gracias a esta reforma, el empleo indefinido ya supone casi el 45% de las nuevas contrataciones mensuales.
No debemos olvidar que el Partido Popular votó en contra de esta reforma. Esa que hoy permite a miles de personas dormir más tranquilas, con empleos más estables y condiciones laborales más dignas.
El paro se encuentra en mínimos históricos. Es otro dato que desmonta el relato apocalíptico de Feijóo y Abascal. Abril terminó con 67.420 personas paradas menos, situando el total en 2.512.718, la cifra más baja desde julio de 2008.
El descenso fue especialmente notable entre las mujeres -con 38.291 desempleadas menos-, alcanzándose así el nivel más bajo de paro femenino en 17 años. También los menores de 25 años protagonizaron el mayor descenso de paro juvenil en un mes de abril desde 2001: 20.095 jóvenes encontraron trabajo.
A esto se suma otro hito: hay más mujeres trabajando que nunca. En total, 10.238.541, mujeres afiliadas a la Seguridad Social, lo que supone el 47,4% del total, y casi el 49% en el Régimen General. Estos datos no solo tienen valor simbólico: evidencian una transformación estructural del empleo en España hacia una mayor equidad.
El crecimiento del empleo no se limita a sectores tradicionales como la hostelería, que lideró la creación de puestos de trabajo en abril con 108.513 nuevos afiliados. También se ha producido una expansión notable en sectores estratégicos y de alto valor añadido, como Información y Comunicaciones o Actividades Científico-Técnicas, que han crecido más del 15% desde 2021.
El emprendimiento también se fortalece: el número de trabajadores autónomos supera ya los 3,4 millones. Y lo más interesante es que, en el último año, más de la mitad de los nuevos autónomos se han registrado en sectores innovadores y tecnológicos.
Desde la entrada en vigor de la reforma laboral, el empleo en España ha crecido un 9,3% Para ponerlo en contexto: en ese mismo periodo, Italia ha crecido un 6,4%, Francia un 1,9% y Alemania un 1,6%. La diferencia es abismal. Y, sin embargo, en lugar de recoger este avance colectivo, Feijóo y Abascal se dedican a negarlo con una insistencia casi enfermiza.
Los datos no son ideología. Son cifras oficiales, registradas por la Seguridad Social, contrastadas por el Instituto Nacional de Estadística (INE) y validadas por organismos internacionales. Frente a esta evidencia, la oposición no solo se muestra incapaz de presentar alternativas: también actúa de forma irresponsable, sembrando desconfianza y alimentando la desafección ciudadana. Podemos concluir que a Feijóo y Abascal le vienen mal que mejore el empleo en España.
Feijóo ha optado por una estrategia de confrontación permanente, plagada de medias verdades y tergiversaciones. Su discurso recuerda peligrosamente al de Trump: negar la realidad para construir un relato ficticio en el que todo va mal, incluso cuando los datos lo desmienten.
Vox, por su parte, se mantiene instalado en la mentira permanente. Ambos partidos coinciden en algo: deslegitimar al Gobierno, erosionar las instituciones y debilitar la democracia con bulos y alarmismo.
El Partido Popular, antaño partido de Estado, ha renunciado a la moderación y ha optado por mimetizarse con la extrema derecha. Su actitud en el Congreso, marcada por la obstrucción sistemática y el alineamiento con los discursos ultras de Vox, supone una amenaza seria para la estabilidad democrática. Hoy, Abascal no es el único que desprecia el juego democrático. Feijóo ha seguido ese camino, con la complicidad de una parte de la derecha mediática.
A pesar de las mentiras y la crispación, los datos son tercos. España crea empleo a un ritmo superior al de sus vecinos europeos, mejora la calidad del empleo, reduce el paro estructural y rompe barreras históricas en igualdad.
No nos engañemos. Este éxito no es fruto del azar, sino de una estrategia política coherente: una reforma laboral valiente, una política económica orientada al crecimiento inclusivo y una apuesta decidida por el Estado del bienestar. España avanza gracias a Pedro Sánchez. Y ni Feijóo ni Abascal podrán ocultarlo, por mucho que lo intenten.