La Comisión Europea ha revisado este lunes las previsiones macroeconómicas de España para 2025. Desde Bruselas siguen considerando que la española será la gran economía que mejor se comportará este año y han elevado la previsión de evolución de su Producto Interior Bruto (PIB) tres décimas, hasta el 2,6%. Esta estimación, que coincide con la realizada por el Gobierno de coalición, también establece que la progresión se mantendrá en el 2% durante 2026, lo que supondría acumular seis años consecutivos de crecimiento por encima de los dos puntos porcentuales.
La recuperación después de la pandemia de la Covid-19 no se proyecta exclusivamente en lo referido la PIB. Bruselas ha planteado también mejoras en materia laboral, con reducciones de paro más agravadas de los que se esperaban meses atrás. El Ejecutivo europeo espera que a finales del próximo año el paro si sitúe ya por debajo del 10%, baremo que no se alcanza desde 2007. A la par, se espera que la Seguridad Social siga incrementado su número de afiliados, un 2,1% en 2025 y un 1,6% en 2026, y siga elevando el techo del máximo histórico.
La tercera pata, la materia fiscal, también se mantiene en positivo en las previsiones y estadísticas. Por ello, la Comisión liderada por Úrsula von der Leyen espera que el país siga reduciendo el déficit y la deuda pública, dando cumplimiento al compromiso de responsabilidad fiscal del Gobierno. En detalle, se espera que la ratio deuda/PIB siga disminuyendo gradualmente hasta el 100,9% en 2025 y una décima menos, 100,8%, en 2026. Por último, Bruselas espera que la inflación sea este año del 2,3% y baje al 1,9% el próximo.
“En un contexto de incertidumbre económica por la nueva política de aranceles y de revisiones a la baja, España seguirá siendo liderando el crecimiento entre las principales economías europeas, con un aumento del PIB casi tres veces superior al de la zona euro”, celebran desde el Ministerio de Economía, Comercio y Empresa, liderado por Carlos Cuerpo. No obstante, desde Europa advierten de “riesgos a la baja” que se fundamentan principalmente en “la desaceleración mayor de lo previsto de la actividad económica en la zona del euro y en los principales socios comerciales de España”.
Es decir, la mala marcha del resto de países puede dañar a España, “en particular los que tienen una exposición relativamente elevada a los mercados estadounidenses". “Podría generar efectos indirectos negativos sobre la actividad en España, perturbando aún más el acceso a los mercados de exportación y provocando un prolongado comportamiento preventivo del sector privado que retrasaría la inversión empresarial y mantendría la tasa de ahorro de los hogares por encima de su media histórica a largo plazo", expone la Comisión Europea.