Pero no les voy a engañar, no todos los miembros del partido están tan entusiasmados como yo ante el anuncio oficial de la candidatura de Rubalcaba. El mismo Mariano, que ya saben que es muy sufridor, no las tenía ayer todas consigo, y lo primero que nos preguntó a sus más íntimos colaboradores es si eso suponía que a partir de ahora debía hacer algo. No fue fácil tranquilizarlo, y aún menos convencerlo de que la táctica de no hacer absolutamente nada, que tanto éxito nos acaba de dar en las últimas elecciones, quizá no fuera suficiente ante la facilidad dialéctica del actual vicepresidente. Pero que llegado el caso ya le avisaríamos con tiempo, que no se fuera a desvelar ahora por algo tan lejano.

La verdad es que se presente quien se presente por parte del partido socialista, las posibilidades de que seamos nosotros quienes gobernemos aumentan día a día, porque ya no nos es necesaria una mayoría absoluta, como ocurría antaño, para gobernar. Las alianzas con otros partidos, que nos habían estado vetadas hasta hace muy poco tiempo, son ahora no sólo posibles, sino muy probables.

Nos sentimos especialmente felices de reencontrarnos con nuestros viejos amigos de CiU. Y ahora va a ser por fin una relación de tú a tú, nosotros quizá debamos hablar en alguna ocasión catalán en la intimidad, pero ellos, según van las cosas en ayuntamientos como el de Barcelona, no se extrañen si acaban haciendo clases particulares de chotis. De momento, todo lo que han hecho va exactamente en la dirección que nos gusta: bajada de impuestos a los ricos, recortes en los servicios sociales y, como guinda final del pastel, represión policial. Es cierto que aún les falta experiencia en el manejo de los cuerpos de seguridad, pero van por el buen camino y con cuatro tardes de clase de cualquiera de nuestros avezados ex ministros del interior se ponen al día.

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