La creciente y cada vez más visible inquietud de la cúpula nacionalista tiene sus razones. Entre estas razones figura sin duda la reciente encuesta realizada por el Instituto Noxa para La Vanguardia, que no sólo coincide con otros recientes sondeos respecto a la casi segura mayoría absoluta que el PP podría conseguir el próximo 20-N sino que además apunta la posibilidad de que CiU, que con los antecedentes tan cercanos de las elecciones autonómicas y municipales confiaba en superar por vez primera al PSC en unas elecciones generales en Cataluña, podría llegar a convertirse también por primera vez en la tercera fuerza política catalana en representación en las Cortes Generales, siendo superada en esta ocasión no sólo por el PSC sino también por el PP, que parece con posibilidades de hacerse, asimismo por vez primera, con la tercera posición en el mapa político catalán, con entre 13 y 14 diputados frente a los entre 11 y 12 de CiU, mientras que el PSC conseguiría 18.

La encuesta publicada el pasado domingo por La Vanguardia parece coincidir con los datos internos que desde hace algunas semanas barajan en la dirección de la federación nacionalista, que aun acumulando ahora mucho más poder institucional y político que nunca –no sólo gobierna de nuevo en la Generalitat sino también en el Ayuntamiento y la Diputación de Barcelona, así como en gran número de municipios, en las tres restantes diputaciones catalanas y en la gran mayoría de los consejos comarcales-, tras las elecciones del próximo 20 de noviembre podría encontrarse prácticamente sin ninguna posibilidad de influir en la política española, sobre todo si se confirma la existencia de la mayoría absoluta del PP. Y todo ello en un contexto de grave crisis económica global, y por consiguiente con importantes recortes en políticas sociales en los próximos años.

La estrategia política seguida por CiU en los últimos meses partía de la convicción de que un nuevo triunfo electoral en Cataluña, unido a una victoria clara pero sin mayoría absoluta del PP, les convertiría en el socio parlamentario privilegiado de un nuevo Gobierno conservador presidido por Mariano Rajoy, como la federación nacionalista hizo ya con los gobiernos del PP presididos por José María Aznar. Pero los datos de las encuestas conocidas hasta ahora destrozan esta estrategia. Porque, de confirmarse estos datos, la apuesta ahora claramente soberanista de CiU sufriría un revolcón espectacular en las urnas, ya que además de verse superada por el PSC y el PP, en Cataluña se produciría asimismo un claro retroceso del voto de la única formación inequívocamente independentista, ERC, en favor de los ecosocialistas de ICV-EUiA, que podrían convertirse en la cuarta fuerza política catalana con representación en las Cortes Generales, esto es tanto en el Congreso de Diputados como en el Senado, donde ICV-EUiA de nuevo concurrirá en coalición con el PSC, ahora ya sin ERC.

Si el próximo 20 de noviembre se confirman los resultados avanzados por el sondeo del Instituto Noxa, quedaría demostrado que en Cataluña existe un voto dual, según cuál sea el ámbito territorial de unos comicios. CiU, vencedora inequívoca en las pasadas elecciones autonómicas y municipales en Cataluña, podría verse superada no sólo por el PSC sino también por el PP, retrocediendo hasta la tercera posición, con el retroceso paralelo del independentismo de ERC, que quedaría en quinta y última posición.

Jordi García-Soler es periodista y analista político