El candidato a la Generalitat señor Turull, tres  cexconsellers  y la expresidenta del Parlament han ingresado en en la cárcel (tres de ellos por segunda vez) y en Barcelona las cámaras de las televisiones han recogido  los forcejeos  con  los mossos  de una multitud de manifestantes convocados en concentraciones por toda la ciudad  por los Comités de Defensa de la Republica y  las entidades soberanistas Asamblea Nacional Catalana y Omnium Cultural. 

Entre tanto, tras estas órdenes de prisión el juez del Supremo Pablo  Llarena activaba además las europeas de detención contra el anterior presidente Puigdemont y sus cuatro exconsellers fugados en Bruselas,  y dictaba la busca y captura de la recién fugada Marta Rovira, secretaria general de Esquerra Republicana.  

¿Era necesario todo esto, señor Rajoy? Hace apenas unas horas Felipe González, expresidente del PSOE, deseaba en referencia al juez que  “ojala no se le ocurra meter en la cárcel a ninguno de ellos”, refiriéndose a Forcadell, Romeva, Rull, Bassa y Turull. No me gusta Turull, ni me gusta Mas, un gran robador, como su maestro Jordi Pujol y se quien me temo ha sabido crear cortinas de humo para ocultar sus fechorías, empujando a la jauría independentista radical  y a costa de los catalanes, de todos los catalanes. Pero no me gusta tampoco lo que están haciendo con Cataluña los del Partido Popular en el Gobierno y los enloquecidos partidos soberanistas catalanes.

Se lo advirtieron, señor Rajoy, los profesionales de la justicia, los que no son sospechosos de ir de la mano de nadie, los que hoy están desasosegados ante lo que están viendo, cuando usted empezó a pecar de dejación en su función de gobernante y en vez de dedicarse a la buena administración y a hacer política, actuó con acritud.  Negaba las ambiciones separatistas, pero  fue usted el primero en  tratar a los catalanes como si no fueran españoles.

 En vez de negociar tensó la cuerda y cuando ya no vio salida le soltó el conflicto  a los tribunales. Y así judicializó el asunto de Cataluña y a partir de ahí, ya sin marcha atrás, el despropósito va cada vez más lejos. Sospecho,  presidente Rajoy, que con su fiel Fiscal General del Estado de la mano impartiendo instrucciones a sus huestes, lo que pretende es enconar más las cosas porque mientras miramos todos hacia allá, la Gurtel, la Punica y otras hierbas de corrupción de su partido pasan de puntillas por los juzgados, casi sin hacer ruido.

El rey Pirro logro una victoria sobre los romanos a costa de miles de sus hombres. Al ver el resultado el monarca dijo: “Otra victoria como esta y volveré solo a casa”. Aplíquese el cuento don Mariano. Lo de Cataluña puede ser su  victoria pírrica.