“Esto cada día que pasa es más tóxico”. Me lo comentaba en privado uno de los mejores artistas catalanes actuales. Obviamente se refería a la situación que Cataluña lleva viviendo desde hace ya seis interminables años. Es un artista con una producción de amplio reconocimiento nacional e internacional, que tuvo la entereza cívica y moral necesaria para plantar cara a la dictadura franquista, que ha defendido siempre un catalanismo plural, inclusivo y progresista. Con sus palabras me puso en estado personal de alerta. Porque la toxicidad de todo cuanto hemos vivido y vivimos todavía en Cataluña a causa del “procés” es enorme, hasta el punto que ahora, cuando todo esto parece que comienza a llegar al principio del fin, descubrimos a una sociedad en estado de estrés postraumático.

No me atrevería a diagnosticar un trastorno mental de estrés postraumático. Es algo que solo pueden hacer los expertos. No obstante, sí detecto algunos síntomas de ese estrés que provoca este tipo de trastorno mental. No es nada raro que se produzcan después de todo lo vivido y padecido en este tan largo periodo, aunque los expertos suelen señalar que este trastorno se da tiempo después del trauma sufrido. Sé que el TEPT o trastorno mental postraumático se produce, a nivel individual, como consecuencia de la exposición a uno o más sucesos traumáticos de toda clase.

La carga de toxicidad social, política, cultural, institucional, económica y mediática acumulada durante estos últimos años en Cataluña es evidente. Solo lo niegan ya los hiperventilados fanatizados, sea cual sea su signo. La escisión social es de una profundidad enorme, que será muy difícil de recomponer no ya a corto sino incluso a medio plazo. Aunque afortunadamente no ha habido, y esperemos que no habrá, víctimas físicas, las heridas causadas son grandes y tardarán mucho en cicatrizar; tardarán tanto tiempo en cicatrizar que mucho me temo que algunos ya no lo podremos ver.

La escisión social es de una profundidad enorme, que será muy difícil de recomponer no ya a corto sino incluso a medio plazo

El estrés postraumático tiene consecuencias individuales e intransferibles. Pero tiene asimismo consecuencias colectivas. Se produce a menudo con resultado de conflictos bélicos, atentados terroristas, graves agresiones físicas, violaciones y otra clase de daños físicos o psíquicos que no son asimilables por parte de las defensas mentales de las personas afectadas.

Incluso prescindiendo de la gravedad extrema que para la vida política, económica, social, cultural, institucional y mediática del conjunto de la sociedad catalana, y por extensión también a toda la ciudadanía española, aunque sea única y exclusivamente por pura y simple higiene y salud mental de todos, de los unos, de los otros, de los de más acá y de los de más allá, se impone ya el inicio urgente de un nuevo proceso: el de la reconciliación y la concordia. Si no, la toxicidad se nos va a llevar a todos por delante.