La Fundación MAPFRE dedica una exposición a uno de los fotógrafos estadounidenses más importantes del siglo XX: Lee Friedlander. Su afición por la fotografía le vino pronto: nació en Aberdeen, Washington, y empezó a disparar la cámara a los catorce años. Estudió fotografía en la Art Center School de Los Ángeles de 1953 a 1955 y luego comenzó a trabajar como autónomo en cabeceras como Esquire, Art in America o Sports Illustrated.

Su primera exposición individual la celebró en la George Eastman House en 1963, y ya destacó como fotógrafo del "paisaje social". Su obra siguió la tradición de la fotografía documental que practicaban Walker Evans y Robert Frank, y destacó en la fotografía callejera, dándole protagonismo a lo que habitualmente no lo tiene: calles vacías, escaparates o estatuas de la ciudad sin importancia. Las fotografías de Friedlander también suelen jugar con sombras y reflejos, lo que le da un toque singular a sus obras.

Esta exposición agrupa cerca de trescientas cincuenta fotografías entre retratos, autorretratos, fotografías familiares, naturaleza, paisaje urbano, etc.