Castilla-La Mancha es tierra de castillos, de almenas que coronan cerros y de murallas que han visto pasar siglos de historia. Más de 500 fortalezas salpican su geografía, muchas de ellas restauradas y abiertas hoy al turismo como auténticos centros de vida cultural, artística y natural. Desde el imponente conjunto del Sacro Convento y Castillo de Calatrava la Nueva, en Ciudad Real, hasta la elegante silueta del Monasterio de Uclés en Cuenca, la región ofrece un viaje inolvidable por su pasado medieval y por un presente que ha sabido recuperar y poner en valor su legado defensivo.
Elegir entre tanta variedad no es fácil, pero te proponemos una ruta de diez castillos únicos, dos por cada una de las provincias de Castilla-La Mancha. Un viaje que va más allá del turismo monumental. Podrás asistir a combates medievales y visitas teatralizadas en el Castillo de Belmonte; adentrarte en la historia viva del yacimiento de Alarcos; contemplar los cielos más limpios de Europa desde el entorno del Castillo de Nerpio, con sello Starlight; descubrir el nuevo Parador de Molina de Aragón con vistas a uno de los castillos más grandes de España; o dejarte impresionar por el Castillo de Zafra, escenario de Juego de Tronos. En cada uno de estos destinos, el patrimonio se fusiona con la naturaleza, la cultura y las experiencias de turismo sostenible. Castilla-La Mancha no solo conserva sus castillos: los habita, los ilumina y los convierte en motores de futuro.
Al recorrer Castilla-La Mancha, uno comprende que su historia no solo se escribió en libros, sino también a golpe de espada. Algunos de sus castillos más representativos nos devuelven a épocas de cruzadas, luchas de poder, conquistas y resistencia, pero también a una vida cotidiana reconstruida hoy con rigor y creatividad para el visitante.
El Castillo de Belmonte, en Cuenca, es uno de los mejores ejemplos de cómo el patrimonio puede revivir con fuerza. En perfecto estado de conservación gracias a una restauración ejemplar, permite recorrer salas palaciegas y murallas mientras una audioguía narra su historia. Pero además, ofrece visitas teatralizadas que recrean la vida en la Edad Media y acoge el Trebuchet Park, el mayor parque temático de máquinas de asedio en el mundo, con más de 40 artefactos a escala real. Belmonte también es sede habitual de la Liga Internacional de Combate Medieval, que convierte el castillo en una auténtica arena de justas y combates con armaduras reales, atrayendo a participantes de toda Europa, por lo que no es casual que este escenario se haya utilizado en múltiples rodajes cinematográficos.
En Ciudad Real, el Parque Arqueológico de Alarcos guarda los restos del castillo homónimo, así como vestigios de una ciudad íbera y cristiana.Fue aquí donde se libró una de las batallas más decisivas del siglo XII entre almohades y castellanos, recreada cada verano mediante una representación histórica que involucra a centenares de vecinos y visitantes en el Parque Arqueológico. El castillo puede recorrerse con ayuda de paneles explicativos, un vídeo inmersivo y sendas que conectan la historia con el paisaje.
En Cuenca también se encuentra el Monasterio de Uclés, apodado “El Escorial de la Mancha”. Levantado sobre una fortaleza musulmana, sus vestigios forman parte del complejo monástico que fue la sede principal de la poderosa Orden de Santiago, una comunidad de monjes guerreros que defendía y administraba los territorios reconquistados. Hoy su iglesia y sus torres reconstruidas, transportan al visitante a siglos de fervor religioso y poder político. Pero también conecta con el presente, con un reconocido festival de música al amparo de su claustro barroco que este año recibe en junio a José Mercé, Andrés Calamaro y los Pecos y que cuenta con un segundo escenario en sus Caballerizas para música emergente en agosto.
Por último, en el cerro del Alacranejo, ubicado en la localidad de Aldea del Rey, el Castillo-Convento de Calatrava la Nueva combina arquitectura militar y espiritual. Esta fortaleza de Ciudad Real fue el cuartel general de la Orden de Calatrava, otra comunidad de monjes soldados surgida en plena Reconquista. Su iglesia, su convento y sus murallas constituyen uno de los conjuntos gótico-cistercienses más impactantes de Europa. Las vistas desde sus torres y las rutas guiadas ayudan a entender por qué este lugar marcó un antes y un después en la historia medieval de España.
Hay castillos que fueron diseñados no solo para defender un territorio, sino también para imponer respeto desde la distancia. Construidos en cimas escarpadas, integrados en la roca o levantados sobre valles y mesetas, estos enclaves ofrecían a sus habitantes una vista privilegiada del mundo; y al visitante actual, un paisaje de postal... o para subir directamente a Instagram.
Uno de los más espectaculares es el Castillo de Zafra, en Campillo de Dueñas (Guadalajara). Asentado sobre un risco de piedra roja, su silueta es tan cinematográfica que fue elegida para representar la Torre de la Alegría en la serie Juego de Tronos. Aislado, sobrio y con un acceso casi vertical, este castillo roquero es una joya de la ingeniería defensiva medieval y un destino imprescindible para fotógrafos y amantes de la historia.
El Castillo de Yeste, enclavado en la Sierra del Segura, es epicentro de la Feria de Tradiciones Populares.
Desde lo alto de la Sierra del Segura, en Albacete, se alza el Castillo de Yeste, dominando un mar de pinares y gargantas. Esta fortaleza fue clave en la vigilancia de la frontera entre cristianos y musulmanes, pero hoy forma parte de uno de los destinos naturales más visitados de Castilla-La Mancha. A sus pies se celebran ferias medievales, actividades de astroturismo, rutas senderistas y visitas culturales que conectan el castillo con la exuberancia del entorno.
Si hay una fortaleza que impresiona por su tamaño es el Castillo de Molina de Aragón, en Guadalajara, considerado uno de los más extensos de España. Sus enormes murallas recorren una loma entera, rodeando una alcazaba de origen musulmán que luego fue reforzada por los cristianos. De noche, iluminado, se convierte en un faro patrimonial visible desde kilómetros.
El Castillo de Molina de Aragón es uno de los castillos más grandes de España y es el marco del último Parador inaugurado, el noveno en Castilla-La Mancha.
Por su parte, los castillos conquenses de Belmonte y Uclés dominan con elegancia la llanura manchega. Ambos no solo fueron puntos neurálgicos de poder, sino también referencias visuales desde cualquier dirección. Contemplar el atardecer desde sus torres sigue siendo, siglos después, una experiencia inolvidable.
Hay castillos que se disfrutan no solo por su valor histórico, sino también por el lugar donde se encuentran. Sus piedras milenarias conviven con senderos naturales, cielos estrellados y aventuras al aire libre que hacen de la visita una experiencia completa. En Castilla-La Mancha, patrimonio y naturaleza caminan de la mano en una propuesta de turismo activo y sostenible.
Un buen ejemplo es Nerpio, en la Sierra del Segura (Albacete), donde el castillo, encaramado sobre el núcleo urbano, convive con un entorno de montaña ideal para los amantes del deporte. Desde su fortaleza parten rutas de senderismo, vías ferratas y propuestas de escalada, sin olvidar el astroturismo, que ha convertido a este municipio en una referencia para la observación del cielo nocturno gracias a la escasa contaminación lumínica.
En el extremo noreste de la región, en Guadalajara, el Parque Natural del Alto Tajo y el Geoparque de Molina-Alto Tajo conforman uno de los espacios naturales más impactantes del centro peninsular. Aquí, el castillo de Zafra emerge como icono cultural, pero a su alrededor se despliegan barrancos, hoces y bosques donde practicar senderismo, ciclismo o rutas geológicas. La Fiesta Ganchera, que rememora el transporte tradicional de troncos por el río, es solo uno de los eventos que conectan patrimonio natural y cultural en esta zona.
Sin salir de Guadalajara, Molina de Aragón no solo destaca por su castillo, sino también por su entorno de grandes contrastes, donde el clima continental genera una biodiversidad única. Recorrer sus alrededores es adentrarse en un mosaico de valles y sabinares, con una gran riqueza de lagos y lagunas endorreicos.
Otro lugar sorprendente es Escalona, en Toledo, donde el castillo —levantado junto al río Alberche— ofrece una imagen de postal y una alternativa refrescante: su playa fluvial, acondicionada para el baño, convierte este enclave en una opción perfecta para combinar historia y ocio al aire libre en los meses de verano. Muy cerca, el Castillo de Orgaz también ha reabierto recientemente sus puertas al turismo tras ser adquirido por el ayuntamiento. Esta fortaleza, que corona el caserío con su silueta imponente, invita hoy a descubrir sus rincones medievales y a sumarse a las nuevas visitas culturales impulsadas por el municipio.
Y no podemos olvidar Yeste, cuyo castillo domina un entorno natural privilegiado donde la cultura se mezcla con el turismo activo. Aquí se organizan actividades durante todo el año que van desde rutas temáticas hasta ferias de divulgación histórica, como la reconocida Feria de Tradiciones Populares de Yeste, que llena el pueblo de música, oficios antiguos, mercado artesanal y vida medieval durante varios días de otoño. Además, es base de operaciones para preparar escapadas de fin de semana por Albacete para descubrir la riqueza natural de la Sierra del Segura.
Castilla-La Mancha ha sabido dar nueva vida a su patrimonio defensivo, transformando muchas de sus antiguas fortalezas en espacios culturales, museísticos o turísticos con vocación de futuro. Aquí, las murallas no encierran secretos del pasado, sino propuestas vivas que invitan a disfrutarlas con todos los sentidos.
Uno de los mejores ejemplos es el Parador de Alarcón, en Cuenca, que ocupa un castillo medieval encaramado a una hoz del río Júcar. Convertido en alojamiento de excelencia, conserva el trazado defensivo y ofrece al visitante la posibilidad de dormir en estancias de piedra con siglos de historia, en un entorno natural de gran belleza.
El modelo se amplía ahora con la recién inaugurado Parador de Molina de Aragón, uno de los proyectos turísticos más ambiciosos de la región, que permitirá revitalizar este enclave del Alto Tajo, integrando patrimonio y dinamización económica local en la provincia de Guadalajara.
En otros casos, los castillos se han transformado en museos o espacios interpretativos, como ocurre en el Parque Arqueológico de Alarcos, en Ciudad Real, donde se combinan restos ibéricos, medievales y modernos en un recorrido didáctico que explica la importancia de esta colina como enclave estratégico y escenario de una de las batallas clave de la Reconquista. Este viaje al pasado es aún más inmersivo con el ingenio del presente, porque Alarcos, al igual que el resto de parques arqueológicos de Castilla-La Mancha, cuenta con tecnología de realidad virtual y aumentada para revivir el entorno histórico.
Más allá de las visitas, el turismo cultural se enriquece con eventos y celebraciones vivas, como la Fiesta Ganchera del Alto Tajo, declarada de Interés Turístico Regional, que revive el antiguo oficio de los gancheros —encargados de conducir los troncos por el río— en un marco natural incomparable. Una fiesta que se celebra a finales de agosto y que cada año tiene lugar de manera rotativa en cinco municipios de Guadalajara que tienen en común la belleza de sus paisajes fluviales: Poveda de la Sierra, Peñalén, Zaorejas, Taravilla y Peralejos de las Truchas. Es la historia contada no solo con palabras, sino con gestos, música, ropas tradicionales y memoria colectiva.
En conjunto, estas iniciativas muestran cómo el patrimonio castellano-manchego ha dejado de ser un testimonio inmóvil para convertirse en motor de desarrollo cultural y turístico, donde cada piedra rehabilitada abre la puerta a nuevas formas de conocer, sentir y disfrutar la historia.
Los castillos de Castilla-La Mancha no son solo hitos del pasado: son museos vivos, escenarios de visitas teatralizadas, fiestas populares y experiencias que conectan historia y territorio. Desde exhibiciones culturales hasta rutas por entornos naturales únicos, esta tierra ofrece un viaje completo, donde el patrimonio se explora, se disfruta y se entiende. Un legado que sigue latiendo, abierto a todos los públicos.
Para completar el viaje y organizar cada detalle de la ruta, se recomienda consultar las publicaciones y recursos oficiales disponibles en las siguientes webs:
📌 www.turismocastillalamancha.es
📌 www.viajesporcastillalamancha.es
📌 https://www.turismocastillalamancha.es/folletos-digitales/guias-viaje/
© Fotografías:
Turismo Castilla-La Mancha, David Blázquez
Asociación Sierra del Segura
Castillo de Belmonte
Europa Press