Cuando los seres humanos abandonan un espacio, vuelve la naturaleza. A lo largo del mundo hay distintos lugares que solo tienen nuestra huella: pueblos fantasmas, zonas de conflicto, puntos críticos de contaminación y áreas destruidas por fuerzas naturales. La escritora y periodista Cal Flyn explora trece de esos lugares detallando sus vistas, sonidos y olores actuales en Islas del abandono, que edita Capitán Swing.

Rico en detalles ecológicos y biológicos, Islas del abandono es un diario de viaje poético y fascinante. Un aullido oscuro contra la arrogancia humana y nuestro lado depredador. Algunos de los lugares que Flyn visita casi se han convertido en atracciones populares, como la decadente de Detroit. Pero la mayoría no son lugares en los que queramos estar. A menudo, es la contaminación la que nos aleja de ellos. Los seres humanos han dejado un vasto legado de desechos que marcan varias etapas del desarrollo tecnológico.

En West Lothian, Escocia, Flyn escala escoria con origen en los años de apogeo de la producción de petróleo de Escocia, entre 1860 y 1920. Los depósitos de chatarra de barcos abandonados alrededor de Nueva York esconden un legado más oscuro de suelo y lodo mezclado con niveles letales de dioxinas, PCB y pesticidas. Las fábricas ahora cerradas tiraron, cuando estaban en funcionamiento, sus desechos en el río".

Las guerras han dejado también una profunda sombra en la tierra, en especial la Primera Guerra Mundial, e incluso un siglo después, en la Place à Gaz, en el Norte de Francia y donde Flyn se infiltra, persiste una mancha prácticamente estéril en la tierra: una inmensa pila de armas químicas sin usar, que se quemó aquí después de la guerra.

Flyn también explora la zona de amortiguamiento que divide a Chipre en dos y analiza otros ejemplos pasados ​​y presentes, como la zona desmilitarizada entre las dos Coreas. De nuevo, el ser humano se ha ido y la naturaleza regresa como una marea imparable. En Montserrat, el pueblo de Plymouth fue sepultado por la erupción de un volcán. El autor se refiere también a las hiperacumuladoras, plantas que pueden prosperar en suelos muy contaminados y almacenar contaminantes en sus tejidos, lo que abre la posibilidad de la fitorremediación: usar plantas para limpiar nuestro desorden. Un jardín botánico abandonado en Tanzania le ofrece a la escritora la oportunidad de hablar sobre especies invasoras.