Las ovejas y las cabras son los nuevos aliados del ecologismo en Roma. No es algo nuevo, el ecopastoreo ya se practica, como gestión de zonas verdes, en otras ciudades europeas, sobre todo de Francia, y aquí en España, en varias zonas de Cataluña, y en 2015 se planteó en una experiencia piloto similar, solo con ovejas, en San Sebastián.

El objetivo de la práctica es prescindir de las máquinas cortacésped, que, si no son eléctricas, emiten una gran cantidad de Co2 y son fuente de contaminación acústica. Supone, además, un ahorro presupuestario, pues un rebaño de ovejas encuentra en esta dinámica su propio sustento. Por otro lado, los defensores del ecopastoreo mantienen también que protege los suelos.

Pinuccia Montanari, concejala de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Roma, ha sido la encargada de anunciar en Facebook que el consistorio se apunta a la medida. Las respuestas de los internautas han sido variadas, aunque favorables en su mayoría. Entre las voces críticas, se alerta de que la ciudad corre el riesgo de convertirse en un nuevo lugar para la trashumancia. Las partidarias recuerdan que Roma, con 44 millones de metros cuadrados de áreas verdes, no puede abarcar con sus funcionarios su correcta gestión, y defienden que el ecopastero no solo lo permite sino que es una forma de aprovechar las 50.000 ovejas que se crían en Roma, garantiza la fertilización natural de las áreas verdes y promueve el desarrollo de la actividad agrícola.

Ahora se espera que la iniciativa complemente el trabajo de los comités de ciudadanos que participan, a día de hoy, en la limpieza de las áreas verdes de la ciudad. También se espera concreción sobre algunos flecos sueltos en la iniciativa, como quién se encargará del cuidado de los animales, ya que necesitan un sitio en el que poder dormir y alguien que se encargue de la recogida de sus excrementos.