Stonehenge, el monumento megalítico más famoso y con más misterio de Europa, situado al sur de Inglaterra, fue ya en su origen, hace cinco mil años (erigido entre finales del Neolítico y principios de la Edad del Bronce) un lugar de sepultura. Ahora, un estudio publicado en Nature Ecology & Evolution revela que los antepasados de los constructores del complejo pudieron ser españoles o portugueses, pues viajaron en dirección oeste por el Mediterráneo antes de llegar al Reino Unido.

El equipo investigador, londinense, comparó muestras de ADN de restos humanos del Neolítico hallados en este país con el de personas europeas vivas. Según la publicación, todo apunta a que los habitantes del Neolítico se trasladaron desde Anatolia (la moderna Turquía) hasta Iberia -hoy España y Portugal- antes de llegar al norte, y alcanzaron el Reino Unido sobre el año 4.000 A.C.

El ADN analizado muestra que los británicos del Neolítico fueron mayoritariamente descendientes de grupos que tomaron la ruta del Mediterráneo, bien por la costa o pasando de isla en isla en embarcaciones. Este movimiento migratorio se enmarcaría dentro de una expansión más amplia desde Anatolia, en el año 6.000 A.C., que sirvió para introducir la agricultura en Europa.