En España se celebran cada año alrededor de 1.000 festivales de música, la inmensa mayoría de ellos concentrados en los meses estivales, y en muchas ocasiones compartiendo buena parte de artistas de sus respectivos carteles. Es por tanto más que una necesidad apostar por la innovación, ya sea en la parte técnica, en la programación o en las actividades complementarias al evento.

El pasado año, el festival remember Love the 90’s, que se celebra en Madrid y Valencia, presentado por Fernandisco y con las actuaciones de clásicos como Technotronic, Chimo Bayo u OBK, contaba con un escenario inspirado en el Museo Pompidou de París, con más de 50 metros de largo y 20 de alto, sosteniendo más de 300 m2 de pantallas led, 400 aparatos de iluminación y 300 metros de barra led, un despliegue técnico espectacular.

Cruïlla ha vuelto a realizar el Sustainable Festival Challenge, con el objetivo de detectar y ayudar el despegue de startups suyo trabajo se enfoque en la sostenibilidad medioambiental de los grandes eventos; concretamente este año centrándose en la gestión de residuos. Pero el festival catalán va mucho más allá, proponiendo una experiencia olfativa que arrastra a los asistentes a lugares tan emblemáticos de la capital catalana como el Park Güell, Las Ramblas o Santa María del Mar. También realizaron una prueba experimental denominada mapa emocional, consiguiendo analizar mediante un casco lleno de sensores que recogen los estímulos que provoca la música en el cerebro. Todas estas medidas fueron seguramente lo que decidió al jurado de los Premios Fest para otorgarles el premio a la innovación el pasado mes de octubre.

Sin salir de la capital catalana, se encuentra el otro festival que apuesta por la inovación sin género de dudas, el Sónar. En su 30 aniversario realizaron una convocatoria extraordinaria de proyectos que fusionan arte y tecnología. En el mismo Eric Prydz presentó Holo, un espectáculo totalmente inmersivo realizado mediante proyecciones holográficas sobre enormes pantallas combinadas con lasers.

La innovación también se ha hecho notar en la promoción de los festivales; el Monoloco Fest, que se celebra en León, anunció en su rueda de prensa de presentación que habían escondido un maletín con 1.000 euros en algún punto del municipio, que sería para quien lo encontrara. Centenares de personas llegaron a buscarlo por el barrio de La Palomera, donde finalmente tuvo que intervenir la policía después de que se cavara en jardines con palas, se utilizaran rastreadores de metales o levantaran tapas de alcantarilla.

Algo sucede en León, porque en el municipio de Bembibre se celebra el Impacto Festival, que también presentaron el evento repartiendo libros con su “secreto de sumario” por Madrid y León, los cuales contenían el nombre del primer confirmado y 2 abonos para quien lograra encontralos. Y no solo eso, para promocionar que vayas acompañado al festival, han puesto en marcha el Impactinder, una herramienta online con la que puedes buscar pareja para asistir al festival en base a tus gustos.

Cooltural Fest apostó por aumentar la programación de caracter gratuito con un escenario adicional a los ya existentes para público infantil o en la playa de la localidad: en total más de 30 bandas y más de 40 horas de música en directo gratuitas que complementan la oferta del recinto.

En Estaciones Sonoras deciden unir música en vivo y gastronomía: destacados chefs con estrellas MIchelín ofrecían una degustación de tapas y platos inspirados en la música de los artistas que actuarán en el festival, utilizando productos locales y vinos de la región.

Uno de los ejemplos más significativos de innovación ha sido el desarrollado dentro del festival Rocanrola. El evento celebrado en la capital alicantina se ha convertido en sus dos primeras ediciones en el máximo referente de la cultura hip hop en el estado. La semana previa al festival se realizaron múltiples actividades a lo largo de distintas ubicaciones de la ciudad dentro de una programación denominada Rocanrola City, que daba protagonismo al hip hop local, desde exposiciones sobre el más significativo de sus artistas locales, Nach, hasta actuaciones de nuevas promesas del hip hop alicantino como Tanaka. Pero lo más significativo del festival, además del cartel que reunió a 65.000 asistentes, fue el denominado Living Park; una espacio enorme dentro del propio recinto del festival que incluía rampa de skate, decenas de metros de lona para realizar graffitis, suelo para break dance, una cancha de baloncesto y un escenario dedicado a disciplinas como el beat box. Con esta iniciativa se incluía arte y deporte dentro del propio festival, integrándose de forma natural al tratarse de otras disciplinas dentro de la cultura del hip hop. Todo un éxito que reunió a miles de personas para disfrutar las exhibiciones en todas las disciplinas.

La innovación se ha convertido sin duda en una herramienta imprescindible para destacar en un competido entorno como el de la industria de los festivales de música, otorgándoles un valor añadido que nos dirige hacia una nueva tipología de eventos que fusionan cultura, ocio, tecnología, arte y gastronomía de una forma cada vez más sorprendente.

Artículo remitido por Jorge Villar Rodríguez, especialista en Marketing, comunicación institucional, comercio electrónico y eventos.

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