Los festivales boutique son la antítesis de lo que todos entendemos que es un festival de música; se caracterizan por ser encuentros reducidos en un espacio privilegiado y con un aforo muy reducido en comparación con el resto de eventos de este tipo. Las cifras de asistentes pierden uno o dos ceros, permitiendo vivir una experiencia mucho más íntima y próxima con los artistas, y una convivencia más amable con el resto del público, sin agobios ni colas. Y los municipios y localizaciones donde se celebran tienen una magia especial que intensifican las emociones vividas por la música en directo.

Uno de los primeros en adaptar este modelo fue el Starlite de Marbella, que se celebra desde 2012 en la Cantera de Nagüeles, con una capacidad para 3.000 personas, pero que suma 60 días de actuaciones durante todo el verano y por donde pasan artistas de la talla de La Oreja de Van Gogh, UB40 o Tom Jones. La experiencia se completa con una oferta gastronómica compuesta por cuatro restaurantes de gran calidad.

Los festivales boutique son una combinación de exclusividad y sostenibilidad". Jorge Villar

Sinsal SON Estrella Galicia destaca en el panorama estatal por su extremado cuidado y singularidad. Hasta 20 bandas gallegas, pero también de cualquier parte del mundo, muestran sus propuestas musicales contemporáneas en el municipio pontevedrés de Redondela, ante un público compuesto por 800 personas diarias, los cuales desconocen el cartel hasta el momento en que desembarcan en la Isla de San Simón, un espacio declarado bien de interés cultural.

En plena pandemia surgió una iniciativa en Mozota, un municipio de Zaragoza con poco más de un centenar de habitantes, de la mano de tres de sus vecinos: El Bosque Sonoro. El objetivo era dotar de vida al municipio dinamizándolo culturalmente, siempre desde una perspectiva sostenible y respetuosa con el entorno. El lugar es un punto de atracción turístico, ya que en su entorno se encuentran puntos imprescindibles para conocer la historia de Aragón, y el formato es ideal para asistir en familia, y vivir una “experiencia entre pajaricos y cosas verdes” como ellos mismos dicen. En 2022 obtuvo el galardón a festival más innovador en los Premios Fest, y su cartel ha ido subiendo de nivel hasta el punto de que este año contará con artistas del nivel de Luz Casal o Amaral, que actuarán para menos de 3.000 asistentes.

También en la provincia de Zaragoza se celebra otro pequeño festival, el Doña, concretamente en La Almunia de Doña Godina. 1.500 personas se reúnen en el Parque de Cabañas para disfrutar de un evento que combina música de raíz, tradición y gastronomía local, en el que actuaron Rodrigo Cuevas o el Gran Bob y Los Leones del Bluegrass.

Sin salir de Aragón, podemos disfrutar del festival Brizna, una propuesta diferente y original que se celebra anualmente en Ayerbe, en Huesca. Una programación musical ecléctica, que abarca desde Dorian a Camela pasando por Carlos Sadness o La Habitación Roja, combinada con distintas disciplinas artísticas; siempre con el objetivo de estar en contacto con el territorio para contribuir a su visibilización y potenciar su conocimiento a través de la cultura.

Una experiencia diferente, más próxima a la sensación que se vive en las salas de conciertos".

 

En el municipio alicantino de Villena, y en pleno enero, completamente fuera de la temporada de festivales, se celebra un festival por la libertad de expresión desde hace siete años, el F*ck Censorship. Con un aforo limitado a 5.000 personas, en él se reúnen los grupos bandera del punk rock estatal, como Boikot, S.A. o Narco, e incluso algunos referentes internacionales como The Toy Dolls. Cualquiera acostumbrado a los masivos conciertos de estas bandas en escenarios como los del Viña Rock, es posible que tarde en entender que puede disfrutar de ellas a pocos metros y sin apenas molestias, de ahí su éxito que le ha permitido colgar este mismo año el cartel de sold out, pese a que el clima de Villena no acompañe a pensar en festivales.

A la orilla del Mediterráneo se celebra desde hace una década un festival que este año ha evolucionado hacia un modelo boutique. En uno de los municipios más bonitos y conocidos de la Costa Blanca, Javea, tiene lugar el primer fin de semana de mayo el MontgóFest. Por si no fuera suficiente la calidad de los 25 kilómetros de playas del municipio, o su gastronomía altamente reconocida con dos Estrellas Michelín, el festival lleva el nombre del parque natural que domina todo el paisaje: una vertiginosa fusión de playa y montaña. Artistas como Coque Malla, Sidecars, Tarque o Chambao darán el pistoletazo de salida al verano, en un recinto ubicado a pocos minutos a pie de la Playa del Arenal, junto al casco urbano del pintoresco municipio, y donde se reunirán menos de 5.000 personas en cada jornada.

Los festivales boutique son por tanto una combinación de exclusividad y sostenibilidad; una apuesta que coloca a municipios modestos en el mapa y que complementa la oferta cultural de otros ya atractivos turísticamente. Una experiencia diferente, más próxima a la sensación que se vive en las salas de conciertos, pero con las ventajas de las actuaciones al aire libre.

Artículo remitido por Jorge Villar Rodríguez, especialista en Marketing, comunicación institucional, comercio electrónico y eventos.