El modo de vida actual de los pingüinos de la Antártida puede decirnos muchas cosas sobre la situación de los océanos y sobre el cambio climático, porque su posición en la parte alta de la cadena trófica (que describe la transferencia de sustancias nutritivas entre las diferentes especies de una comunidad biológica) permite aportar toda la información marina. Para Andrés Barbosa, científico del CSIC y vicepresidente segundo de la Junta Directiva de SEO/BirdLife, que ha estado conviviendo con pingüinos en la Isla Decepción, los pingüinos son "bioindicadores y centinelas del medio marino".

Así, para Barbosa y el grupo de científicos que ha capitaneado, a los pingüinos se los puede considerar “testigos de excepción del cambio global”, según ha expresado a la Agencia Efe, y se visualizan en ellos efectos del cambio climático como modificaciones en los hábitos de “su dieta, ya que la producción de krills, pequeños crustáceos, ricos en proteínas e indispensables en su alimentación, así como para otros mamíferos marinos, se ha visto mermada debido al calentamiento del océano austral”.

En la Antártida, “en los últimos 50 años se ha constatado un incremento de 0,5ªC por década, lo que suma un total de 2,5ºC- que ha provocado cambios ambientales sustanciales en la región, tales como la reducción del 80 por ciento de los glaciares”, ha añadido Barbosa. Y como consecuencia de ello, se ha producido la disminución de la cobertura del hielo marino que se forma durante el invierno, la merma de fitoplacton y de clorofila, y el decrecimiento de ese principal organismo que caracteriza el ecosistema antártico que es el krill, que sirve de alimento a la gran mayoría de los vertebrados antárticos, principalmente aves y mamíferos marinos.

Entre las especies de pingüinos que viven en la península antártida se encuentran el Pingüino Barbijo, el Adelia y el Papua, y son los dos primeros los que más están sufriendo el cambio climático. El Papua no solo no está sufriendo sus efectos, sino que además está aumentando su población.