Edward O. Wilson, el naturalista estadounidense apodado el "Darwin moderno", ha muerto el pasado domingo a los 92 años en Massachusetts, según un comunicado que ha emitido su fundación.

Junto con el naturalista británico David Attenborough, Wilson fue considerado una de las principales autoridades mundiales en historia natural y conservación. El Proyecto Half-Earth de Wilson exige proteger la mitad de la tierra y el mar del planeta, para que haya suficientes ecosistemas diversos y bien conectados para revertir el curso de la extinción de especies, que está ocurriendo a un ritmo no visto en 10 millones de años.

Las Naciones Unidas han instado a los países a comprometerse a conservar el 30 por ciento de su tierra y agua, casi el doble del área que ahora está bajo alguna forma de protección, para 2030, un objetivo conocido como “30 para 30” e inspirado en parte en las teorías de Wilson.

Nacido en el estado sureño de Alabama, Wilson trazó una trayectoria como entomólogo. Ya a los diez años pasaba el tiempo recolectando insectos y mariposas. Pasó 70 años como científico en la Universidad de Harvard, dedicándose a ser profesor e investigador.

A lo largo de su carrera, Wilson descubrió más de 400 especies de hormigas. Entre sus mayores logros, descubrir cómo las hormigas comunican peligro y senderos de comida, por ejemplo, mediante la emisión de sustancias químicas.

Wilson generó controversia cuando algunos científicos interpretaron su libro de 1975 "Sociobiología: la nueva síntesis" en el sentido de que implicaba que los comportamientos humanos como el altruismo u hostilidad están determinados por los genes, o la "naturaleza", en lugar del medio ambiente o la "crianza". Los críticos de la época condenaron la teoría por llevar ecos de la eugenesia.

Había estado viviendo en una comunidad de jubilados en el noreste de los Estados Unidos y recientemente había publicado el último de una larga serie de libros sobre biodiversidad.