Estoy seguro que se trata de una tradición que sufres cuando viene el buen tiempo: la barbacoa del cuñado. Tiene todos los extras para el sufrimiento. Solo él sabe donde comprar la carne mejor, la forma de hacerlo es una ciencia, “barbacoa” y beber cerveza a la vez es todo un arte, los demás no saben ni comerla, mejor que sobre a que falte… y los temas de conversación y/o discusión los marca él, es su territorio preferido. No olvidemos la vestimenta adecuada: camiseta vieja de tirantes, pantalón vaquero y preferiblemente corto, un delantal “picaruelo” y a triunfar.

Este sufrimiento que a buen seguro te hará sentirte dentro de una película de Torrente, es además de una pesadilla para cualquiera, un problema o riesgo para la naturaleza tremendo. Ahora mucho más.

En cuanto surge el buen tiempo y los primeros rayos del sol de la primavera comienzan, nos sentimos en la necesidad de salir al campo, pasear por la naturaleza y, algo sobre lo que deberíamos reflexionar más, huir de la ciudad.

Si le sumamos las condiciones de vida que nos imponen los tiempos del COVID19 y la imposibilidad de movernos entre regiones. El campo es la mejor solución de escape.

Hasta ahí todo bien, ¿qué mal puede hacer encontrarnos con la naturaleza?

El mal es que lo hagamos sin respetar a la misma naturaleza, sin cuidar el entorno, “usando” la naturaleza como si fuese el patio de nuestra casa, o peor.

El mal, siguiendo el tono del artículo, sería hacer el “cuñado”.

Tenemos varias alternativas. Podemos pasear o ir a una zona bonita y además comer allí. Suena bien. Debemos de considerar que la máxima a tener en cuenta es no dejar nada en el lugar, recoger la basura que generemos e incluso la que encontremos allí. Puedes pensar: “no es mi basura, es de otros que vinieron” pero debes considerar que lo que si es tuyo es el planeta. Se puede ser cívico y mejorar incluso el espacio que nos encontramos. Podemos recoger de forma separada los envases y plásticos para depositarlos en un contenedor amarillo y el resto en uno gris o de basura no reciclaba.

Es importante también no mover piedras, hacer presas en el río… porque estaremos modificando el hogar de muchos insectos. Romper ramas, tirar piedras a nidos y cosas similares, ya ni lo menciono.

Incluso, si queremos cambiar y disfrutar de la naturaleza, escuchemos la misma. Tiene unos sonidos relajantes y mágicos que nos llevan a un estado de relax y confort especiales. Ir al campo para poner a todo volumen la música, como que no. Naturaleza y reguetón, creo que se está considerando un peligro y debería llevar la consiguiente multa.

En mi caso, no hay mejor comida que después de un paseo por el campo comer un simple, pero perfecto, bocadillo de tortilla de patatas con pimientos. Nada lo supera. Otros valorarán las croquetas, filetes empanados, empanadas… todo una gran variedad de delicias camperas, y sin necesidad alguna de encender una hoguera o hacer una barbacoa.

La otra opción es la del “cuñado”, romper ramas y acopiarlas para hacer fuego, cocinar una barbacoa o una paella campera. Llenarlo todo de restos que “ya se lo comen los animales” o tirar los envases que “total por un poco no pasa nada”. En todo el territorio esto está prohibido por ser causa de gran cantidad de incendios, pero un buen cuñado siempre dirá que eso es para los demás que no saben controlar, él sabe perfectamente y no hay problema. Si viene el agente forestal (él diría el guardabosques, porque sigue viviendo en la poca del ICONA) “se le invita a una cerveza, una chuleta y no pasa nada”.

Siempre tenemos un alto riesgo de incendios, las altas temperaturas, la sequedad y el viento lo propician. El cambio climático hace que cada año el riesgo sea mayor. Pero el año 2021 tiene un añadido. Las fuertes nevadas tras Filomena, han llenado el campo, la sierra y todo el entorno natural de multitud de ramas y árboles caídos que actuarán de combustible en cualquier incendio. Serán incendios que ocupen más hectáreas, porque arderán como mucha facilidad. Si además, dejamos un cristal en nuestra comida, podemos ayudar a iniciar este fuego con el tiempo.

Entre las dos formas de estar y disfrutar en la naturaleza, yo me quedo con la primera. Además, podemos minimizar el impacto del cuñado en su apogeo, que no es poco.