Las tórridas noches de verano, cuando es imposible dormir, ofrecen al menos la posibilidad de entretenerse con uno de los mayores espectáculos de la naturaleza: las lluvias de estrellas.

Primero las Acuálidas

Sí, ya, de meteoritos en realidad, pero el nombre poético encaja a la perfección con lo que acontece en los cielos nocturnos. Además, justo ahora, en esta primera mitad del mes de agosto se conjugan varios factores astronómicos que garantizan una experiencia increíble. El primero es la lluvia de las Delta Acuálidas, que empezó el pasado fin de semana y se prolongará hasta el día 23 de agosto. Con una cadencia de hasta 20 estrellas fugaces por hora, la luna menguante facilita su visibilidad. Para localizarlas, lo mejor es orientar la mirada hacia el sur, en dirección a la constelación de Acuario y elegir las mejores horas, sobre las dos y las tres de la noche. El origen de esta lluvia de meteoritos no está muy claro. Los últimos datos la relacionan con el paso del cometa 96P Machholz, aunque se espera que el paso de este año permita corroborar esa teoría.

Después, las Perseidas

Las Acuálidas se van a solapar con la caída de unas viejas conocidas de los amantes de la observación de los cielos: las Perseidas. Para observar su caída, lo mejor es orientar la mirada al norte o noroeste, cerca de la constelación de Perseo. Con un poco de suerte, paciencia y un sitio bien escogido, con cielo claro y poca contaminación lumínica, el espectáculo de estrellas fugaces puede ser increíble, esos escombros que se desprenden de los cometas cuando estos se acercan al Sol y que caen a 150.000 kilómetros por hora sobre la Tierra cuando sus trayectorias se acercan.