No hace falta imaginar la escena porque Hollywood nos la ha servido con todo lujo de efectos especiales y actores estrella. Un asteroide avanza hacia la Tierra para causar la destrucción total. Un aguerrido grupo de aventureros suben al meteoro para ponerle una carga explosiva. Lo consigue. Detonan la bomba. No hacen si no arañar su superficie. Morimos todos. 


Porque nuestros héroes han subido a la roca del espacio pensando que no era tan dura. Pero lo es. Es lo que ahora afirman en la Universidad John Hopkins. Al parecer, los asteroides son mucho más duros de lo que se pensaba. 

Las conclusiones del informe, que se publicarán a mediados de mes, establecen que los asteroides grandes son más difíciles de fracturar de lo que se creía. Hasta ahora, casi más por lógica que por cálculos, se consideraba que un asteroide grande tiene más fallas y grietas que lo hacen más frágil. 
 

Entero o a pedazos

Sin embargo, los investigadores han establecido nuevos parámetros. Para ello han empleado simulaciones por ordenador en función de algunos impactos conocidos u observados. Además se han introducido nuevas variables como la velocidad y los efectos gravitacionales de los restos inmediatamente después del impacto. 

Los resultados son que, tras ser golpeado por otro asteroide, la roca sujeto de estudio no se dividió en múltiples pedacitos flotando en el espacio. Por el contario, el posible meteorito gigante se mantuvo entero. Señal de que es necesaria mucha más energía para partirlo. 

Las implicaciones de este estudio son claras. Pero ni los mismos responsables se atreven a hacer recomendaciones específicas. Si ocurriera que una de estas rocas amenazara la Tierra, había que establecer qué es mejor. Dejar un único lugar de impacto o partirla en pedacitos que caerían diseminados por todo el planeta En el caso de que fuéramos capaces, claro.