Puede sonar a remedio casero, pero se ha publicado en la revista Nature Communications : los ácidos grasos presentes en el humo de la platos fritos (croquetas, pescado, nuggets) favorecen la formación de nubes. Según han demostrado los autores del estudio, los ácidos grasos liberados con el humo de las freidoras forman estructuras tridimensionales en el interior de moléculas de agua, conocidas como fases liotrópicas. Adoptan la forma de láminas de cristal, cilindros o esferas, y afectan a la toma de agua desde el entorno, lo que influye mucho en la velocidad de formación de nubes, que enfrían el clima. Todo esto significa que la fritanga prolonga la vida de estas partículas en la atmósfera, y por otra, que favorece la formación de nubes, dado que estas terminan provocando condensación del vapor, y las nubes reflejan la cuarta parte del calor procedente del Sol en la atmósfera. Y es que estas estructuras son muy viscosas, y los procesos en su interior se ralentizan, y la formación de nubes es más sencilla.

Si se produjera de manera masiva, modificaría la atmósfera

Además, opinan los investigadores, que han estudiado unos aerosoles que se comportarían de la misma manera que la grasa del humo al cocinar, estas estructuras formadas por la grasa también son resistentes al ataque químico del ozono, lo que se traduce en que aumenta su tiempo de supervivencia en la atmósfera. Hasta ahora, nadie había tenido en cuenta el impacto de estas estructuras en el medio ambiente. Pero, creen los investigadores firmantes del mencionado artículo, si estas moléculas se produjeran en una escala masiva en las ciudades,  tendrían un efecto notable en la atmósfera. En Londres, esta forma de aerosoles constituye el 10 por ciento de la fracción de partículas finas de la atmósfera.