Si todos los animales son fascinantes y preciosos para preservar la biodiversidad, algunos nos parecen más cercanos, sobre todo por lo fácil que es relacionarlos con nosotros mismos. Por ejemplo, los gorilas. Y ahora, por fin, tenemos buenas noticias sobre ellos. 

Un 30% más

Porque desde hace décadas todo lo que se leía sobre ellos era la situación extraordinariamente grave en la que se encontraban. Pero según WWF, la población de gorilas de montaña de Ruanda y Uganda se está recuperando. Es pronto para echar las campanas al vuelo, aunque lo cierto es que el número de estos animales en estado salvaje ha crecido un 30% en los últimos años

Esto no quiere decir que su situación haya dejado de ser extrema, aunque en la actualidad los expertos calculan que su número ha sobrepasado el millar por primera vez en muchos años. La mayoría se concentra en dos comunidades. La más numerosa reside en el parque de Virunga, en Ruanda. Este grupo tiene 604 miembros frente a los 480 que lo formaban en 2010. 

Reclamo turístico
Una de las claves del aumento de gorilas en la zona es la compresión de las autoridades locales sobre el valor de mantenerlos. Aunque la razón sea tan prosaica como el comienzo de la explotación turística de su presencia. Restaurantes, bares, hoteles, tiendas de artesanía y recuerdos proliferan con el reclamo de poder divisar a lo lejos un grupo de estos grandes primates. 

Como otra consecuencia virtuosa, estos ingresos están ayudando a prosperar las comunidades locales. Empresas, cultivos, comerciantes se están beneficiando de la visita de turistas de naturaleza. Incluso los niños de la zona están viendo cómo mejoran las escuelas de la zona. 

Se calcula que este tipo de viajes están generando unas ganancias de alrededor de 200 millones de dólares al año. Aunque ahora el reto es controlar las visitas turísticas para que esta espiral de beneficios no se vuelva en contra de los propios gorilas.