A primera hora de la mañana del martes, los titulares ya apuntaban a lo peor. Se consumó ya entrada la noche en España: Pepe Mujica, uno de los referentes más importantes de la izquierda en América del Sur y en el mundo, fallecía a los 89 a causa de un cáncer de esófago. Inspiración es quizás la palabra más repetida a lo largo y ancho de todos los homenajes que se le han brindado al expresidente de Uruguay. Término que también incluyó el propio Gabriel Rufián en su despedida a través de redes sociales. Un mensaje corto, pero tremendamente profundo que refleja lo que supuso la figura de Mujica.
“Con profundo dolor comunicamos que falleció nuestro compañero Pepe Mujica. Presidente, militante, referente y conductor. Te vamos a extrañar mucho Viejo querido. Gracias por todo lo que nos diste y por tu profundo amor por tu pueblo”, sentenciaba el actual presidente de Uruguay, Yamandú Orsi. Y es que hace unos meses, el ex máximo mandatario uruguayo se despidió de forma pública a tenor de un agravamiento de su enfermedad. Una personalidad muy querida en todo el planeta y así se ha traducido en las millones de publicaciones en redes sociales que ha cosechado Mujica.
Una de las más esperadas y aclamadas ha sido la del portavoz de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) en el Congreso, Gabriel Rufián. Nunca ha ocultado su idolatría por la figura de Mujica y así lo ha hecho constar en su perfil oficial en X -antes Twitter-, con una publicación que resume a la perfección lo que fue Mujica para la izquierda mundial. “Se va el último grande. Inspiración eterna. Descanse en paz”. Un tuit escueto, pero contundente en términos emocionales y que ha sido aplaudido por infinidad de seguidores y usuarios de la red social.
Se va el último grande.
— Gabriel Rufián (@gabrielrufian) May 13, 2025
Inspiración eterna.
Descanse en paz. https://t.co/C6HHBvgyAh
La brújula moral de la izquierda
José “Pepe” Mujica fue mucho más que un expresidente de Uruguay. Fue, para millones, un símbolo viviente de la política hecha con ética, austeridad y compromiso. Pasó más de una década en prisión durante la dictadura militar uruguaya, gran parte de ella en condiciones infrahumanas. Aquella experiencia no apagó su voluntad de lucha, sino que la transformó.
Ya en democracia, Mujica apostó por las vías institucionales. Fue diputado, senador, ministro y, entre 2010 y 2015, presidente de la República. Su estilo rompió todos los moldes: vivía en una modesta chacra en las afueras de Montevideo, conducía un viejo escarabajo y donaba casi todo su salario. No necesitaba discursos grandilocuentes: con palabras simples y directas hablaba de justicia social, ecología y dignidad humana.
En tiempos marcados por el cinismo político, Mujica encarnó la coherencia. Nunca se alejó del pueblo ni permitió que el poder le nublara los principios. Desde foros internacionales hasta entrevistas virales, su mensaje fue siempre el mismo: hay que vivir con menos para que muchos puedan vivir con más.
Su legado trasciende Uruguay. Es un referente para las izquierdas del mundo y un ejemplo para quienes creen en la política como herramienta de transformación social. Hoy, con su partida, se va una figura irrepetible, una voz que hablaba desde la experiencia y el corazón. Pero su pensamiento, su ejemplo y su ética seguirán iluminando el camino de quienes no se resignan a un mundo más injusto.