El docuserie de Rocío Carrasco, Rocío, contar la verdad para seguir viva, continúa dando que hablar. La relación con su hija, rota por completo, ya fue abordada; y ahora, en el capítulo 10, ha llegado el momento de conocer el vínculo con su hijo David. Éste, al igual que Rocío Flores, también se fue a vivir con su padre.

Rociíto considera que “claro que sí” que cree que la echa de menos, pero explica que fue y es una relación compleja.

Según dice, el día que su hermana desapareció de la casa, la actitud del pequeño David comenzó a cambiar. “David empieza a tener problemas en el cole. Se pelea y dice barbaridades. Usa palabras que yo pensé que no las tenía en su cabeza”, relata. ”Se volvió arisco, reaccionario”.

Fue entonces cuando se negó a estudiar. “Que mi padre me ha dicho que me va a grabar un disco con fulanito. Que mi padre me ha dicho que me va a llevar a La Voz. Que yo no tengo que estudiar”.

Rocío Carrasco descubrió que, cuando el menor estaba con su madre, su padre se acercaba al colegio y aprovechaba para hablar con él. “Hacía dos cosas. Chantaje emocional, diciéndole ‘te tienes que venir con nosotros porque tu hermana te echa mucho de menos’. En un niño como David es mucho más cruel hacerlo, es el triple de crueldad en un niño como David. Y por otro parte: ’Si tu madre te castiga, me llamas. Si te dice algo, mañana vengo y me lo cuentas'".

En una ocasión, después de que padre e hija visitaran a David, éste le contó a su madre lo siguiente: “Me ha dicho la niña, ’dile a tu madre que va a llorar lágrimas de sangre. Que hasta que no la meta en la cárcel, no voy a parar”.

Días después, una llamada de la tutora alertó a Rocío sobre los comentarios que su hijo hacía de ella: “Mi madre no me quiere”, “mi madre es muy mala madre”.

En este punto, Rociíto habló con el director del centro para evitar las visitas de su padre en la medida de lo posible. Pero no podía hacerlo.

Ya en el año 2016, Antonio David presentó una nueva modificación de medidas de custodia para que el niño quedara bajo su tutela alegando las denuncias y la imposibilidad de convivir tras el incidente con Rocío Flores. En definitiva, cuestionaba la salud mental de la madre.

Finalmente, se decretó la guarda y custodia del menor a favor del padre y se estipuló una pensión para el niño, mucho menor de lo que se pedía. A la niña, desheredada después de la sentencia, no la tenía que pasar pensión. “Queda demostrado en ese documento que todo esto se hace con un fin económico, puro y duro”, zanja Rocío Carrasco.