Aran, sobrina del expresidente del Gobierno José María Aznar, está a punto de quedarse en la calle por una orden de desahucio que ha recibido por impago del alquiler. Aunque la defensa legal de la también exconcursante de Supervivientes ha conseguido un aplazamiento del desalojo de la vivienda en la que residen ella y su hija, su situación económica es crítica: “Yo soy persona vulnerable porque solo cobro una pensión por violencia de género, que es menos de lo que tengo que pagar por el alquiler”.

Según las declaraciones que ha ofrecido a Europa Press, la miembro de la familia Aznar ha confirmado que la Justicia dictaminó su orden de desahucio durante las restricciones iniciales de la pandemia del coronavirus: “Yo necesito un trabajo, necesito trabajar, de lo que sea”. “Tengo mucha experiencia, sé un montón de cosas. Aunque tenga que estar limpiando, a mí no se me caen los anillos, me da igual”, ha asegurado Aran para denunciar un estado laboral que no le permite obtener los ingresos suficientes para afrontar pagos tan corrientes como el del alquiler de su vivienda.

La sobrina del que fuera líder del Partido Popular José María Aznar y Ana Botella, exalcaldesa de Madrid, ha afirmado que lleva mucho tiempo en búsqueda de empleo y, aunque su contexto personal no es favorable, no desespera y ha detallado que se encuentra registrada “en todas las páginas”, reivindicando su formación: un “currículum impresionante, carreras, cursos, idiomas…”. “He trabajado, he tenido empresas, tengo una experiencia impresionante, pero tengo una edad y un apellido”, ha concluido Aran, lamentando los dos factores que, ante una posible oportunidad laboral, las empresas valoran negativamente.

Aran Aznar denuncia amenazas veladas

Además, a esta grave vulnerabilidad se suman las amenazas veladas que los propietarios del inmueble estarían enviando a la sobrina de José María Aznar: “Legalmente no nos pueden echar, pero nos están diciendo que van a pagar a una empresa para que nos echen”. “Tampoco lo puedo denunciar”, según comenta, porque los mensajes que ha recibido por parte de los dueños no dicen explícitamente que vayan a contratar los servicios de una empresa para echarles “a hostias de casa”, método ilegal que suelen utilizar las que se dedican a temas de desahucio. En cambio, únicamente alegan que su objetivo es que se vayan del piso, unas palabras más vagas que no puede utilizar como recurso para interponer una denuncia por amenazas, lo que provoca que viva “con miedo”.

La complicada situación derivada de los problemas para afrontar el pago del alquiler de su vivienda también se ha visto agravada por su condición de víctima de violencia de género desde hace años. De hecho, Aran Aznar ha contado que a principios de este año también volvió a sufrir otro episodio de violencia machista por parte de su ya expareja, una agresión que le produjo una rotura de cúbito y por la que necesitó una operación con placa y tornillos y una posterior rehabilitación.