La abogada y exdiputada de Izquierda Unida en la Asamblea de Madrid Cristina Almeida se ha pronunciado en Más Vale Tarde (laSexta) sobre Ramón Tamames, el candidato que Vox va a presentar este 27 de febrero en la moción de censura contra Pedro Sánchez, y con el que coincidió previamente en el ámbito político.

La abogada expresó que “si la idea de Vox es hacer creer a la gente que el candidato es Tamames por un acuerdo de país, nadie se va a creer que presenta a un comunista, ni que Tamames sea comunista actualmente". "Una cosa es lo que ha sido, pero luego también ha estado en más partidos", añadió también, refiriéndose a la extensa trayectoria política del candidato de 89 años.

A su vez, Almeida ha argumentado que cree que Tamames “contará sus ideas”, siendo plenamente consciente de que la moción de censura no va a prosperar, por lo que hablará sin tapujos. "Nos va a contar lo que quiera porque es consciente de que no va a llegar a pasear por la Moncloa. Va a hacer su testamento político con independencia de lo que se lleve o no", ha opinado.

La trayectoria política de Tamames

A sus 89 años, Tamames es economista de profesión, y tiene a sus espaldas una de las trayectorias políticas más longevas e inusuales del país. Comenzó su andadura en la política de la mano del Partido Comunista de España, donde militó entre 1956 y 1981, antes de dar el salto a la Federación Progresista (FP) en 1984 y a Izquierda Unida en 1986, donde precisamente coincidió con Cristina Almeida.

En el ocaso de su militancia en el PCE, en 1979, llegó a ser concejal del Ayuntamiento de Madrid durante la alcaldía de Enrique Tierno Galván, ostentando incluso el cargo de teniente de alcalde. Fue miembro de la Asamblea de Madrid hasta 1989, año en el que formó parte del Centro Democrático y Social (CDS), un partido de ideología centrista. Paralelamente, también fue diputado en las Cortes Generales en dos ocasiones: entre 1977 y 1982 y entre 1986 y 1989, coincidiendo con su participación en el Consistorio madrileño.

A lo largo de su carrera, ha recibido diferentes distinciones, como el Premio Espasa de Ensayo en 1993 o el Premio Rey Jaime I de Economía en 1997, además de ser miembro de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas desde 2012. Ahora, tras una trayectoria política y literaria como pocas, Tamames escribirá un nuevo capítulo de la mano de Vox. Los motivos que haya tenido para aceptar esta proposición son aún una incógnita.

La moción de censura

Después de casi dos meses de titubeos y de incertidumbre, Vox anunció esta semana, a través de una nota de prensa y de sus redes sociales, que el lunes 27 de febrero sería el día en el que presentarían la que será la segunda moción de censura contra Pedro Sánchez, y que Ramón Tamames sería el candidato.

Sin embargo, este proyecto nace abocado al fracaso, ya que la formación dirigida por Abascal no ha conseguido los apoyos de ningún otro grupo parlamentario, por lo que la moción sólo contará con el apoyo de los propios diputados del partido de extrema derecha. A pesar de llevar dos meses tratando de convencer al PP para que secundase la propuesta, los ‘populares’ ya expresaron en su momento que no apoyarían esta propuesta, sino que la manera de “sacar a Sánchez del poder” era “ganarle en las urnas”, tal y como expresaron la portavoz del partido, Cuca Gamarra, y su presidente, Alberto Núñez Feijóo. “Lo máximo que podemos brindar a esta propuesta, la cual consideramos contraproducente, es nuestra abstención”, expresaron.

A su vez, el 24 de enero, durante un debate en el Congreso de los Diputados, Pedro Sánchez tiró de ironía para burlarse de esta moción, refiriéndose al tiempo que estaba tardando Vox en presentar su iniciativa. “El gravísimo peligro para la unidad de España que denunciaba no debía ser tan inminente cuando se toma usted la presentación de su iniciativa con esta parsimonia”, le recriminó a Santiago Abascal. “Espabile que se le acaba el tiempo”, añadió.

Por otra parte, según publica El País, fuentes próximas a la dirección de Vox habían admitido que, días antes de que la propuesta se hiciese oficial y se fijase el 27 de febrero como fecha para su presentación, Abascal se inclinaba por “renunciar a la iniciativa” y olvidarse temporalmente de ella, dejándola “dormir en un cajón”.