Hace seis años que Manuela Carmena abandonó la política. Lo hizo después de que Ciudadanos se decantara por apoyar a José Luis Martínez-Almeida como nuevo alcalde de Madrid y conformar un Gobierno municipal en coalición. Desde entonces, se salió del foco, para reaparecer espontáneamente por él. Esta vez, la ex primera edil madrileña se ha sentado frente a Sandra Sabatés este miércoles, para una nueva entrega de Mujer tenía que ser. Aprovechando para promocionar su nuevo libro (Imagina la vida), en el que narra su trayectoria vital y profesional, Carmena no se mordió la lengua al hablar de Íñigo Errejón, admitiendo que, pese a “no tratarle mucho”, ha sentido una “enorme desilusión” al enterarse de sus comportamientos entre bambalinas.
Comenzaron la conversación viajando hasta el año 1982, cuando el socialista José Barrionuevo le propuso entrar en política. Sin embargo, ella no aceptó el ofrecimiento. Todo lo contrario a lo que ocurriría 33 años después, cuando la abogada cambió de opinión para presentarse a la alcaldía de Madrid. “El ver que solamente había mujeres de una edad similar a la mía pero muy conservadoras y muy vinculadas a los partidos de la derecha o de la extrema derecha quienes tomaban la decisión de ser propuestas ejemplares en el cambio político. Quería que hubiera una persona parecida a ellas, pero radicalmente distinta”, explicó la ex alcaldesa.
La exalcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, ha reflexionado recientemente sobre su trayectoria política y algunos de los momentos más complejos de su carrera pública. En una entrevista, Carmena confesó que, en ocasiones, ha sentido que si quienes la impulsaron a entrar en política la hubieran conocido más a fondo, quizás habrían dudado en hacerlo. "Si me hubieran conocido mejor, quizá se lo habrían pensado dos veces", afirmó con sinceridad. A la pregunta sobre qué rasgos suyos pasaron desapercibidos para su entorno político, Carmena respondió sin titubeos: "Creo que no sabían que yo era bastante independiente".
La figura de Errejón
Este espíritu independiente marcó muchas de sus decisiones, incluidas las más delicadas. Un ejemplo de ello fue su decisión de concurrir a las elecciones municipales de 2019 con una candidatura distinta a la que la llevó por primera vez al Ayuntamiento de Madrid. En aquella ocasión, compartió cartel electoral con Íñigo Errejón, entonces una figura emergente del espacio político progresista.
Sin embargo, el tiempo ha traído consigo nuevas realidades. En la actualidad, Errejón se enfrenta a una acusación por violencia sexual, una situación que ha generado un profundo impacto entre quienes compartieron espacio político con él. Preguntada por cómo vivió esta noticia, Carmena no ocultó su decepción: “Fue una enorme desilusión. No llegué a tratarlo mucho y no he vuelto a tener contacto con él desde entonces. Pero en el tiempo que coincidimos, me pareció una persona con una gran capacidad para el análisis político y un discurso público muy interesante”.
A pesar de esa impresión inicial positiva, Carmena reconoció que no pudo prever conductas que, más adelante, se conocerían y que él mismo habría admitido parcialmente. “Nunca imaginé que pudiera tener un comportamiento personal, en el ámbito íntimo, con las mujeres, que resultara tan contrario a los valores que debemos defender como sociedad. Según parece, él mismo, en algún momento, llegó a aceptar ciertas actitudes que son inaceptables en la convivencia que aspiramos a construir”, expresó con firmeza.