El software Pegasus está marcando la agenda política de las últimas semanas. Primero fueron víctimas los líderes independentistas y, esta semana, el Gobierno ha anunciado que varios miembros del Ejecutivo como la ministra de Defensa, Margarita Robles, o el propio presidente, Pedro Sánchez, fueron espiados por el malware, cuyo funcionamiento ya explicó este medio. A pesar de que el virus puede llegar también vía mensaje o, simplemente, por control remoto, hay teléfonos que parece que resultan inmunes debido a su antigüedad. Así lo ha destacado el presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, quien asegura que Pegasus en su móvil “fracasa”.

El máximo responsable de la región cántabra dice en privado que le han avisado de que su teléfono no ha sido víctima de un espionaje en el que cada vez aparecen más nombres. Pero, ¿por qué?

El político reconoce: “Me han dicho que Pegasus aquí fracasa, no tienen nada que hacer en un Nokia 311”. Asimismo, confirma que sólo utiliza el dispositivo para “llamar y recibir llamadas” y que, además, no tiene nada que esconder. “Toda España conoce mi intimidad”, asevera.

Nokia 311: un móvil sin Whatsapp por falta de espacio

Así las cosas, el teléfono que utiliza el presidente cántabro consta de un sistema operativo que no está actualizado. Se trata de un dispositivo que salió al mercado en 2012. Por aquel entonces supuso toda una revolución por su cámara y porque permitía la instalación de aplicaciones.

Sin embargo, en la actualidad es inservible para hablar por la app de mensajería móvil en tanto en cuanto es imposible utilizarla dado que se ha quedado anticuado y, por ende, no puede instalarse debido a la falta de espacio.

El teléfono de Revilla no es un smartphone. De hecho, ni siquiera es táctil. En esta línea, el director general de la Organización y Tecnología de la región, Ángel Ruiz -quien advirtió que pasaría a la revisión de diferentes miembros cántabros a raíz de las acciones regulares llevada a cabo con Pegasus -explica que los teléfonos como los del presidente de la comunidad autónoma “no suelen ser hackeados”, aunque reconoce que la seguridad “cien por cien” no existe.