Ya sabes que El Telescopio es territorio de emprendedoras y emprendedores, este es su rincón, en el que les abrimos las posibilidades de contar su historia y, ya de paso, aprender de las experiencias de quienes han puesto en marcha otros proyectos. Hemos puesto en contacto a muchas con muchos, hemos generado eso que ahora se llama “network” o “ecosistema”, para que colaboren.

Porque tenemos la enorme suerte de conocer a un montón de personas que han apostado por emprender. Personas que tienen un sueño, una obsesión por solucionar un problema que han identificado y, en la práctica totalidad de los casos, hacer de este un mundo mejor.

Había que recoger sus experiencias, para que sirvan de guía a otras personas

Conservar el conocimiento

Y nos hemos dado cuenta de que todo el conocimiento que han ido compartiendo en las entrevistas que nos han concedido, no podía perderse. De alguna manera, había que recoger sus consejos, pensamientos, éxitos y frustraciones, para que sirvan de guía a otras personas.

Por eso, hemos decidido dedicar los lunes de estas semanas veraniegas que nos quedan, a recopilarlas y compartirlas [y así de paso, combatir el clásico “parón informativo” estival]. Así que ya sabes, si emprendes o conoces a alguien que lo haga, aquí tenéis vuestro espacio. Busca una hamaca, una bebida bien fresquita… ¡y a encontrar ideas!

Un 70% de personas experimentan el “síndrome del impostor” en algún momento de sus vidas

Espacio para mujeres

Quizá el primer aprendizaje sea que el emprendimiento puede ser la mejor opción para las mujeres. Como ya te contábamos el pasado mes de junio, se estima que un 70% de personas experimentan el “síndrome del impostor” en algún momento de sus vidas, según una investigación publicada por el International Journal of Behavioral Science.

Pauline Clance identificó este síndrome en 1985 a través de observaciones clínicas en sesiones de terapia con mujeres de éxito. A pesar de la existencia de evidencias objetivas de haber logrado esas metas, esas profesionales “tenían una persistente experiencia psicológica de considerarse fraudes y temían ser reconocidas como impostoras”, señala la investigadora Jaruwan Sakulku en la citada revista científica.

“Al principio, se creía que el fenómeno del impostor solo afectaba a mujeres profesionales”, explica Sakulku. Sin embargo, “sentirse como un impostor parece estar ampliamente extendido”.

Para las mujeres, emprender es muy difícil, complicadísimo y muy duro

Más emprendedoras

Alicia Zurita, fundadora de Lubets, una startup que comercializa lubricantes certificados ecológicos, asegura que, para las mujeres, emprender “es muy difícil, complicadísimo y muy duro. Por eso no hay más. Seguramente, porque las mujeres somos muy prácticas”.

Desde su punto de vista, “por mucha conciliación de la vida personal y la laboral, por mucho que los hombres estén más concienciados, la realidad es que vas a un hospital con un niño a urgencias y hay 20 madres y no hay ni un padre”.

Estaba tan convencida de que creía en esto, que no escuché a nadie

Nada que perder

En muchos casos, la imposibilidad de encontrar su propio espacio en las empresas hacen que, como Sana Khouja, la fundadora de Zeena, una empresa que comercializa vinos en lata para momentos a los que la botella no llega, las mujeres lleguen a un punto en el que no tienen “nada que perder” por emprender.

Pero eso también hace que el propio convencimiento y creer en tu proyecto te impulsen para sacarlo adelante: “Estaba tan convencida de que creía en esto, que no escuché a nadie”, afirma Khouja.

La Unión Europea cifra en un 10% el peso del emprendimiento social en el PIB de la región

El propósito

El impulso final puede venir del propósito, como le sucedió a Johanna Gallo, cofundadora de Aplanet, una startup que ayuda a otras empresas a gestionar su sostenibilidad. “Nos movía a hacer lo que mejor sabemos hacer, tecnología y negocio, para ayudar a las empresas a tener un impacto positivo”, explica.

Eso hace que muchas opten por el emprendimiento social. La Unión Europea cifra en un 10% el peso de este tipo de proyectos en la economía [PIB] de la región y emplea a más de 11 millones de personas, lo que supone una 4,5% de la población activa. En países como Finlandia, el porcentaje de trabajadores en este tipo de organizaciones alcanza el 7,5%. Además, ya son una de cada cuatro nuevas compañías creadas al año.

La UE afirma que este tipo de empresas son aquellas cuyo objetivo principal es tener un impacto social, antes que generar beneficios para los propietarios y accionistas. Además, aprovechan sus superávits fundamentalmente para alcanzar esas metas y “son gestionadas por empresarios sociales de forma responsable, transparente e innovadora”.

La reciente pandemia ha supuesto un impulso a este planteamiento, más allá de la búsqueda pura y dura de beneficios económicos. Según el WEF, solo en el Reino Unido se crearon 12.000 empresas sociales. De ellas, un 47% estaban lideradas por mujeres y un 31% tenían orígenes de minorías étnicas. Por otro lado, un 22% operan en las zonas más deprimidas del país.