A lo mejor todavía no has escuchado ni leído las siglas ESG, pero si estás emprendiendo o tienes pensado hacerlo pronto, seguro que las has visto por ahí y puede que no tengas del todo claro qué significan ni por qué son tan importantes.

Y, como este verano nos estamos convirtiendo en algo así como la emprendipedia telescópica, hoy te queremos explicar qué es eso de ESG y por qué tiene que ocupar un lugar fundamental en tu estrategia de emprendimiento.

ESG = medioambiental, social y de gobierno corporativo

Qué es

Lo primero es explicarte qué significa. ESG corresponde en inglés a environmental, social and governance. En español, se traduce como medioambiental, social y de gobierno corporativo.

Como explica el Banco Santander, “el factor ambiental (E), para tomar decisiones en función de cómo afectan las actividades de las empresas en el medio ambiente; el factor social (S), para tener en cuenta la repercusión en la comunidad de las actividades desempeñadas por la compañía, por ejemplo, en términos de diversidad, derechos humanos o cuidados sanitarios; y el factor de gobierno (G), que estudia el impacto que tienen los propios accionistas y la administración, y se basa en cuestiones como la estructura de los consejos de administración, los derechos de los accionistas o la transparencia, entre otros”.

Hay que tener una mirada humilde de la actualidad y una visión estratégica valiente y ambiciosa

Por qué

Según nos explica Teresa Sebastiá, fundadora de Valenver - tu valor en acción, es necesario ver "más allá de las empresas, ser capaces de tener una mirada humilde de la actualidad y una visión estratégica valiente y ambiciosa".

Esta experta  en sostenbilidad, con una trayectoria de más de 20 años como asesora para empresas líderes de gran consumo, asegura que es preciso que el empendimiento sea llevadeo a caob por "personas capaces de generar el impacto buscado en el largo plazo y soluciones reales y orientadas a conseguir un modelo de sociedad más justo, más sostenible".

Afrontarlos es imperativo para ganar la confianza de la sociedad

Guia perfecta

ESG supone una guía perfecta a la hora de estructurar tu estrategia de negocio. Sin embargo, aunque pueda parecer que todo tiene sentido, hay voces que se alzan en contra de esta visión porque consideran que “es una distracción para muchas compañías y crea objetivos que son impoibles de conseguir y efectos que son imposibles de medir”, como señalan desde la empresa de servicios profesionales McKinsey.

Sin embargo, según una investigación llevada a cabo por esta firma, los criterios ESG “son ahora más esenciales, relevantes y cuantificables que nunca antes. Afrontarlos es imperativo para las compañías que quieren demostrar que merecen la confianza de la sociedad”.

Un aspecto que es fundamental, como nos explicaba en julio Natalia Valle, la CEO de Plant on Demand. A su juicio, ese fue uno de los puntos más complicados de su proyecto.

El emprendimiento social  ya supone un 10% de la economía de la Unión Europea

Emprendimiento social

De hecho, hay startups que lo llevan a su máxima expresión, a través del emprendimiento social. La Unión Europea cifra en un 10% el peso de este tipo de proyectos en la economía [PIB] de la región, con un empleo total de más de 11 millones de personas, lo que supone un 4,5% de la población activa. En países como Finlandia, el porcentaje de profesionales en este tipo de organizaciones alcanza el 7,5%. Además, ya son una de cada cuatro nuevas compañías creadas al año.

La UE explica que este tipo de empresas son aquellas cuyo objetivo principal es tener un impacto social, antes que generar beneficios para los propietarios y accionistas. Además, aprovechan sus superávits fundamentalmente para alcanzar esas metas y “son gestionadas por empresarios sociales de forma responsable, transparente e innovadora”.

Aunque no es necesario llegar a ese extremo, está claro que los criterios ESG son cada vez más importantes.

Puesta en práctica

Y, para conseguir que tengan un verdadero impacto positivo, es preciso “implementarlos de manera rigurosa y alineada con la sociedad”, como explican desde McKinsey.

Desde esta empresa, recalcan que se trata “de un proceso, no un resultado”. Y proponen un viaje en cuatro fases.

La primera es el “mapeo”, la búsqueda de grupos de interés a quienes les afecte la actividad de tu proyecto. A partir de ahí, tienes que identificar cuáles son tus “superpoderes y vulnerabilidades”. Es decir, qué puedes aportar y en qué puntos puedes fallar.

Después llega el momento de definir tu estrategia, con iniciativas a largo plazo y a corto plazo, además de crear un modelo de medición y comparación con otros proyectos similares, “de forma regular y juiciosa”.

El tercer paso es incluir los criterios ESG en cada punto de tus operaciones y dar continuidad a las iniciativas que realmente estén teniendo un impacto significativo, en base a cifras y datos reales.

Por último, tienes que asegurarte de que tus inversores y el equipo profesional están alineados y de acuerdo con tu estrategia ESG, e incluso utilizarla para llegar a un segmento de inversores que buscan algo más que la mera rentabilidad económica.