Para quienes creen que las iniciativas de éxito en el plano del emprendimiento se fraguan en aceleradoras de proyectos, en ecosistemas y hubs de innovación, hoy tenemos una startup creada en un parque de Madrid, a partir de conversaciones filosóficas en los países nórdicos.

Se trata de una historia de emprendimiento social que nace en Finlandia, donde se conocieron todos los cofundadores. “Yo estaba haciendo un erasmus y los demás estaban haciendo la carrera”, nos explica Natalia Valle, que es la CEO de Plant on Demand, un proyecto de emprendimiento social que se ha propuesto apoyar la digitalización de los pequeños productores ecológicos para facilitarles el acceso a nuevos mercados.

“Éramos gente muy motivada con la tecnología, pero también conscientes de que es una palanca de transformación y de cambio para conseguir un mundo más sostenible, más justo, más ético para todos”, recuerda Valle. Sin embargo, en esa etapa, sus planteamientos no se tradujeron en ningún proyecto: “Ahí se quedó la cosa: mentes pensantes, pero sin un objetivo claro porque estábamos haciendo la carrera”.

Hay grandes proyectos de agricultura ecológica que tienen difícil el acceso al mercado

Dinero bien invertido

Años más tarde, uno de los fundadores hizo una investigación en una universidad de Holanda sobre comercialización de la agricultura ecológica, fundamentalmente en España. “Se dio cuenta de que, a pesar de tener grandes proyectos, con buenísimos productos, muy sostenibles, con valores realmente admirables, estas iniciativas tienen muy difícil el acceso al mercado”, relata Valle.

Y, por otro lado, “había y sigue habiendo muy poca eficiencia en todo el sistema: los canales de venta están muy poco optimizados, porque no hay tecnología adaptada y porque además, los productores operan de forma aislada y como son generalmente pequeños, les es muy difícil acceder al mercado”.

La casualidad quiso que, justo en ese momento, ese mismo cofundador recibiera una herencia. “Nos reunimos este grupo en Madrid, en un parque, y empezamos a ver cómo invertir ese dinero, de manera que pudiera cambiar el mundo hacia mejor” explica Valle.

La CEO de Plant on Demand recuerda que querían “crear una empresa basada en tecnología, porque muchos de los cofundadores tenían un perfil tecnológico y trabajaban en startups del sector en Silicon Valley y también aquí en España”.

Sabíamos que la tecnología podía ser la palanca de cambio

Palanca de cambio

Algo que todo el equipo “tenía muy integrado” es que “la tecnología podía ser la palanca de cambio”. Así fue como arrancaron, “haciendo consultoría tecnológica a productores ecológicos, cooperativas y gente del ecosistema. Optimizábamos sus procesos y, a veces, creábamos soluciones a medida”.

Ese trabajo con los clientes abrió nuevas puertas: “Nos dimos cuenta de que había unas necesidades comunes a todas las empresas con las que hablábamos”. Identificaron que faltaba “una herramienta que digitalizara las operaciones comerciales. Es decir, esos productores que a lo mejor estaban facturando 25.000 euros a la semana con 150 pedidos, los estaban recibiendo en un Excel y por WhatsApp”.

Valle y el resto de cofundadores se dieron cuenta de la labor que suponía esta falta de digitalización: “Recoger esos 150 pedidos y pasarlos a un Excel, organizar la logística, el packaging, la facturación, el cobro, la trazabilidad, la contabilidad… Todo eso llevaba una cantidad de tiempo que no tenía sentido en relación con el que estaban dedicando a la producción, que es a lo que tienen que dedicarse”.

En 15 minutos pueden lanzar una tienda atractiva y con herramientas de gestión

La solución

“Nos pusimos manos a la obra para la creación de esa plataforma de gestión y venta online, de forma que los productores pudieran tener su propia tienda online, de manera muy sencilla y fácil, porque a veces no tienen tanto conocimiento de la tecnología”, recuerda.

Ahora, “en menos de 15 minutos pueden lanzar una tienda atractiva y además cuentan con las herramientas de gestión, de trazabilidad, de facturas, sistema automatizado de pago, analítica de ventas…. Todo adaptado a las necesidades de pequeños productores, artesanos, etc.”.

La plataforma permite lanzar una tienda conjunta entre varios productores

Cooperación

Según Valle, uno de los aspectos más complicados del sector es la cooperación entre productores, “porque no existen mecanismos para que puedan coordinarse”.

Su solución fue incorporar a la plataforma una funcionalidad que permite lanzar un tienda entre varios proyectos. “Eso hace que en Valencia o en Galicia se reúnan 30 productores de un mismo valle y suban sus productos a la plataforma, con un catálogo conjunto que les permite acceder a colegios o a cantinas de empresa o a restaurantes, de forma agrupada, para poder llegar a clientes que de manera individual no podrían, porque son muy pequeñitos”.

Sin embargo, la CEO subraya que “no somos un marketplace, no hacemos operaciones. Solo hacemos la parte tecnológica, creamos el soporte para hacer que la venta y la gestión agrupada e individual sea más sencilla y escalable”.

Comienzos difíciles

Los comienzos fueron complicados, “porque nadie nos conocía, nadie confiaba en nosotros y el producto todavía era bastante cutre”. Sin embargo, la trayectoria ha sido ascendente: “Ahora estamos en un momento en el que hemos ganado bastante reconocimiento entre las personas del sector y hemos lanzado varios proyectos”. De hecho, en la actualidad están colaborando con proyectos de desarrollo rural e incluso con gobiernos autonómicos.

“Lo más difícil ha sido entrar en la red de confianza de tantas cooperativas, tantos productores, que teníamos que demostrar que el trabajo que hacíamos es sólido, que creemos en su visión, en lo que hacen y que estamos aquí para crear una comunidad, para ser una pieza más de un puzle que es complejo”, afirma.