Si emprender ya es de por sí complicado -y más en los tiempos que corren-, hacerlo en el sector de la cultura, puede sonar a cosa de locos. Sin embargo, Julio Martí y Ramón Martín, directores de Noches del Botánico, parecen haber sabido dar con la clave del éxito. Y, encima, hacerlo de forma sostenible, porque su festival acaba de ser premiado en la sexta edición de los Iberian Festival Awards como el más sostenible de la Península Ibérica.

Este año se celebra su sexta edición, que ya ha superado las 70.000 entradas vendidas. Arrancará el 8 de junio, con Fangoria y Nancys rubias; y el broche final lo pondrá Diana Krall el 31 del mes siguiente.

Por el camino, una oferta que va desde Kiko Veneno hasta Ben Harper, pasando por Pat Metheny, Patti Smith, Khruangbin, Chucho Valdés o el gran Muchachito Bombo Infierno, por citar solo los nombres favoritos de la redacción telescópica. Sin embargo, tenemos la absoluta certeza de que cualquier persona en su sano juicio puede encontrar al menos un concierto que encaje con sus gustos musicales, porque la oferta es variada y de la máxima calidad.

Julio Martí, asegura que el amor que siente por su profesión y el romanticismo que la envuelve “no lo perderé nunca”, ha hablado con El Telescopio y nos ha dado las claves para poner en marcha un festival de estas dimensiones y cómo se mantiene esa ilusión a pesar de lo que hemos vivido estos dos últimos años.

Los dos primeros años, el festival dio pérdidas pero dejó buenas sensaciones

El camino del éxito

Recuerda los comienzos, que no fueron sencillos y en los que el festival ni siquiera se llamaba Noches del Botánico. Así fueron los dos primeros años. “En la primera edición tuvimos 11.000 espectadores. Pocos, con pérdidas, pero con la sensación de que la gente lo pasó muy bien y que el festival había llegado para quedarse”, explica.

La segunda, la cifra de asistente subió hasta 25.000, “más del doble, pero seguíamos lejos de nuestros objetivos”, reconoce Martí.

Pero el cambio de denominación supuso el impulso definitivo: “Fue una gran idea. Cambiamos a Noches del Botánico y subimos a 45.000 espectadores. Llegamos al máximo de 90.000 en la edición de 2019 y, al recuperarnos el año pasado después del lapso de 2020 y con menor capacidad, tuvimos muchísimo éxito y llegamos a 80.000 con más llenos que nunca”.

Las previsiones para este 2022 son todavía más optimistas y exigentes: “Ahora regresamos con muchas más entradas a la venta y nos encantaría superar los 100.000 espectadores. Son 48 shows y esperamos una media de 2.000 espectadores por cada uno”, explica.

Somos empresas familiares, nos encanta la música

Dormir con tranquilidad

Ahora, desde la perspectiva de un festival ya muy consolidado, Martí asegura dormir relativamente tranquilo. Algo que no sucedía antes: “En otras épocas perdíamos el sueño, es parte de esta profesión. Yo tenía una pesadilla recurrente: estaba en un concierto de Ray Charles y cuando llegaba no tenía público. No te puedes imaginar la de veces que la he tenido”, cuenta entre risas.

Aun así, nos recuerda que “somos empresas familiares, nos encanta la música y hemos podido montar este festival”. Así que siguen “corriendo riesgo cada año, porque cada uno es adrenalina pura. Hay que cumplir con los resultados y las expectativas”.

Y, aunque las cifras de venta de entradas ya son muy altas, Martí habla de una tendencia en el público a adquirirlas con menos antelación. Eso hace que todavía haya localidades disponibles en el último tramo del festival, sobre todo.

En este punto, hace una llamada de atención: “Es muy importante que se compren en sitios oficiales, en nuestra web, porque hay canales que son un fraude y que multiplican el precio de las entradas que siguen estando disponibles a su precio normal. Los canales de reventa se posicionan en Google y eso afecta a todo el mundo”, aunque reconoce que en el caso de Noches del Botánico, el impacto es menor.

Noches del Botánico acaba de ser premiado como el más sostenible de la Península Ibérica

El más sostenible

Martí habla también con orgullo [más que merecido] del premio que acaban de recibir como festival más sostenible de la Península Ibérica: “Vamos mejorando año a año. Nuestro objetivo es huella de carbono cero. Ya no manejamos generadores, excepto en el caso de que se cortara la corriente. Durante los años que llevamos en el Jardín Botánico, hemos realizado la inversión adecuada para no tener que utilizar energía fósil”.

Reconoce que en este punto, como en toda la historia del festival, el papel de la Universidad Complutense es fundamental. Y añade que “este año hemos colocado un enorme girasol solar, la última tecnología en captación de energía solar. Se mueve conforme lo hace el sol. Va a ser un ejemplo para la ciudadanía”.

De hecho, afirma que “ser sostenibles es nuestro compromiso más importante. Estamos buscando el festival musical perfecto”.

Asegura que “ahora lo que me interesa es dejar legado, que quede algo. Porque no todo tiene que ser reguetón, lo digo con la mejor de las intenciones. Hay muchas más cosas en la música que eso”.