En noviembre de 2019, cuando todavía la Covid no había entrado en nuestras vidas, un grupo de investigación llevó a cabo un estudio para evaluar diversos problemas de salud mental en población adulta española. Sus miembros nunca pensaron que sus datos llegarían a ser tan importantes solo un mes y medio después. “Teníamos una gran oportunidad”, nos explica Pere Castellví, porque justo los parámetros que habían evaluado es en los que más impacto podía tener el confinamiento y, además, “es el único estudio en el que hay una evaluación antes y otra durante la pandemia en España”.

Un año después, pudieron realizar una segunda medición y comparar resultados. La investigación, realizada por el propio Castellví, junto a Andrea Miranda, Silvia Recoder, Esther Calbo y Carlos García Forero, de la Universitat Internacional de Catalunya; David Leiva, Rumen Manolov y Antonio Solanas, de la Universitat de Barcelaon; Nuria Matilla, del Instituto Karolinska; y Marc Casajuana de la Universitat Autònoma de Barcelona, acaba de ser publicada en el Observatorio Social de la Fundación “laCaixa”.  

En resumen: el impacto de la Covid en la salud física y mental de la población adulta española es negativo. “Un tercio de los encuestados perciben que están mucho peor y solo el 6,6 por ciento perciben que están mejor”, concluyen en cuanto a la salud física. “En general, se observa un empeoramiento significativo para realizar las actividades diarias”, añaden.

Un 23 por ciento de las personas encuestadas afirmaron estar algo o mucho peor en cuanto a la salud física

Efectos más negativos

Sin embargo, no es el efecto más negativo. “Hay más impacto a nivel mental que a nivel físico”, nos dice Castellví, que es experto en analizar cómo afectan las epidemias a la salud mental. Explica que muchas personas fueron capaces de realizar algún tipo de actividad deportiva durante el confinamiento, algo que no fue posible en el plano psicológico. “Nos afectó tanto a nivel de estado de ánimo, como de preocupación, de estrés mental”, afirma.

El estudio concluye que la Covid afectó más a la salud mental de quienes la padecieron o tuvieron síntomas compatibles con ella.

El estudio concluye, además, que la Covid afectó más a la salud mental de quienes la padecieron o tuvieron síntomas compatibles con ella.

Según sus datos, un 20,9 por ciento de las personas encuestadas afirmaron estar algo peor en cuanto a la salud física y el 2,1 por ciento, mucho peor. En lo psicológico, la depresión ha aumentado del 5,75% al 8,84% entre la población general; la ansiedad, del 11,6% al 17,8%; y los pensamientos de muerte, del 22,9% al 28,5%.

Esta pandemia ha afectado más a mujeres y jóvenes

Causas

Las causas “probablemente sean la incertidumbre al futuro; la situación de quitarnos las libertades y estar encerrados en casa; y también determinados colectivos son más vulnerables a este tipo de situaciones: el personal sanitario, servicios básicos, también a las mujeres y los jóvenes es a quienes más ha afectado esta pandemia”, detalla Castellví.

En especial, en determinados sectores: “Sobre todo la gente que trabajaba en hostelería y en servicios, que casi no ha podido abrir en un año”. Un segmento de población que ha sufrido más que ningún otro “la incertidumbre de no saber cuánto iba a durar esto”.

casi el 10 por ciento de las personas han sentido miedo de su pareja

Otro efecto negativo ha sido que casi el 10 por ciento de las personas han sentido miedo de su pareja desde que empezó el estado de alarma y cerca del 4% han sufrido alguna agresión por parte de esta. “Las conductas violentas más comunes desde el estado de alarma han sido culpabilizar a la víctima de la conducta violenta del agresor (2,3%) y recibir algún tipo de insulto (1,6%)”, señala el estudio.

La ideación y conducta suicida se han reducido prácticamente a la mitad

El lado positivo

En el otro lado de la balanza, entre los factores que nos han ayudado a superarlo, se sitúa contar con redes de apoyo en los amigos y la familia. “La ideación y conducta suicida se han reducido prácticamente a la mitad. Y el suicidio va muy relacionado con la sensación de pertenencia y de apoyo social”, razona.

La ideación y conducta suicida se han reducido prácticamente a la mitad

Castellví señala que “en los primeros meses del confinamiento, hubo una sensación de colaboración entre vecinos y familiares, una necesidad de contactar entre nosotros, aunque fuera a nivel virtual. Y eso nos hace protegernos de este tipo de conductas relacionadas con el suicidio”.

Por desgracia, ese efecto no es permanente: “Ahora lo que está pasando, como pasa muchas veces, es que a medida que el problema -en este caso la pandemia- se va alargando, los intentos de suicidio aumentan mucho más que lo que había antes”. Y también ha afectado de forma diferente a la población joven que a la adulta, aunque su estudio se limita a mayores de 18 años.

Castellví explica que hay formas de protegernos ante estas situaciones: “Mantener o reforzar las redes de apoyo social, tener hábitos saludables a nivel físico y una buena alimentación. Una de las más importantes es la capacidad de adaptarse a nuevas situaciones”.

Tenemos que valorar cómo va 2022 e incluso 2023

Pendientes del futuro

“El primer año, nos afectó a nivel de salud mental, de depresión y ansiedad. Quizá no tanto en la desesperanza, en los factores relacionados con la ideación y las conductas suicidas, pero ahora han aumentado las prevalencias” destaca como conclusión. “Lo que tenemos que valorar es cómo va 2022 e incluso 2023”.

Y nos recuerda que “hay un porcentaje de personas a las que esta situación las mejoró, tanto a nivel físico como mental. Gente a quienes les enseñó a parar, a cuestionarse su modo de vida, a relajarse y encontrar su tiempo y mejorar su calidad de vida. No todo son malas noticias”.