¿Son las pensiones públicas la mejor opción o lo es el ahorro privado? ¿Están los diferentes gobiernos de nuestro país promoviendo el ahorro? ¿Qué carga real de déficit vamos a dejar a las futuras generaciones?

Son preguntas que quizá no nos hacemos con la debida frecuencia, pero que son muy importantes. Tanto, que Pilar González de Frutos, que durante 20 años ha ocupado la presidencia de la Unión Española de Entidades Aseguradoras y Reaseguradoras (UNESPA), acaba de recibir el premio internacional de seguros Julio Castelo Matrán, dotado con 30.000 euros, que recogerá de manos de la reina doña Sofía el próximo 10 de octubre.

Pilar González de Frutos

Pilar González de Frutos lleva tres décadas dándole vueltas a cómo gestionar las pensiones

Por eso, hemos querido hablar con ella y que nos explique en qué punto nos encontramos y qué podemos hacer para mejorar la situación en el futuro.

González de Frutos tiene el tono de quien lleva tres décadas “dando este sermón”, pero no pierde la esperanza ni el convencimiento. Hablamos desde su bien merecida jubilación [se retiró el pasado mes de mayo], mientras recorre el camino de Santiago. “Ahora gasto zapatillas”, bromea.

En España, el tratamiento fiscal del ahorro es cada vez más duro

Una vida de investigación

“Toda la vida he trabajado en temas de seguros y prestación social complementaria”, explica. “Todos los países de nuestro entorno tienen un sistema basado en tres pilares: reparto (pensiones públicas), planes colectivos (en el ámbito de las empresas para sus trabajadores) y en el plano individual”, detalla.

Sin embargo, España lleva décadas con un enfoque diferente. Mientras que en Europa disfruta de “una muy buena fiscalidad que favorece el desarrollo de esos pilares”; en nuestro país, “no solo no lo hemos financiado al mismo ritmo, sino que además vamos endureciendo el tratamiento fiscal poco a poco, hasta el punto de que, en este momento, ese ahorro es prácticamente inexistente”.

La tendencia natural de cualquier persona que tiene una renta es consumir

Ahorro temprano

Su recomendación para las personas es que “cuanto antes empecemos a ahorrar, mejor. Porque la capitalización siempre nos va a favorecer. No es tan importante ahorrar mucho, como empezar a hacerlo muy pronto”.

Algo que supone ir en contra de nuestra inercia: “La tendencia natural de cualquier persona que tiene una renta no es ahorrar, es consumir. Si consideramos que el ahorro es un bien público, porque nos va a ayudar a depender menos de la financiación externa y, por tanto, a tener una buena capacidad de financiación de nuestra propia economía, lo que tenemos que hacer es dar incentivos fiscales al ahorro”.

Pero considera que “se los hemos quitado. En los últimos años, hemos dejado limitado el tratamiento fiscal que tenía el ahorro para la jubilación a unas aportaciones anuales que son ridículas: con 1.500 euros al año es imposible que creemos una pensión complementaria que sea medianamente digna”.

Ahorro individual

“Siempre se han mirado con recelo los sistemas de ahorro individual”, afirma González de Frutos. “Nuestras características sociológicas hacen que a todo el mundo le parezca bien lo público, sin analizar siquiera cuáles son sus áreas de eficiencia y dónde están efectivamente los grandes valores y cuáles son las diferencias”.

Asegura: “Yo no demonizo lo público”, pero no cree que “tenga que considerar que es mejor simplemente porque sea público. Yo lo que quiero, como ciudadana, es tener los mejores servicios, de mayor calidad y al menor coste. Luego ya veremos quién me los proporciona con mayor grado de eficiencia. Pero defender lo público porque sí, para mí no tiene mucho sentido. Pero probablemente sea en ese aspecto una ciudadana rara”.

Las generaciones futuras deberán soportar una deuda difícil de digerir

Empezar ya

Le preguntamos qué va a pasar dentro de 15 o 20 años con la gente que no ha empezado a ahorrar ya, cuando les llegue la jubilación. “No sé qué va a pasar”, reconoce. Y añade: “Parece claro que seguir con la dinámica en la que estamos no va a ser posible, porque le vamos a generar una deuda a las generaciones futuras, que serán quienes lo tengan que soportar y financiar, que va a ser francamente difícil de digerir. Porque van a tener unas cotizaciones tan altas como sus propios salarios. Y eso no es sostenible”.

¿Qué podemos hacer? Desde su punto de vista, “tendremos que trabajar más años, jubilarnos mucho más tarde, o renunciar a una parte de nuestra jubilación o soportar cotizaciones muchísimo más altas. Este último aspecto, como te comentaba antes, incide en la competitividad de las empresas y limita la creación de empleo”.

Propuesta

Su propuesta es “restar presión al sistema público a base de favorecer el ahorro privado. Si tenemos que limitar la pensión a alguien, hagámoslo con tiempo suficiente para que se haya podido crear más ahorro con el que financiarse esa brecha de renta que va a tener dentro de unos años”.

Afirma que “un desequilibrio anual de unos 15.000 millones de euros es un fracaso del sistema. Algo que no se destaca es que, cuando nos empeñamos en mantener las pensiones -que es muy importante- lo estamos haciendo a costa de otros gastos sociales”.

Y apunta que “si tenemos que cumplir con los nuevos criterios fiscales y quedarnos en el 3% de déficit público y queremos mantener unas pensiones a las que les damos una subida del 8%, tendremos que dejar de construir escuelas o ayudar a la gente dependiente o invertir menos en seguridad. Son otros los gastos sociales que se van resentir. Y de esto nunca habla nadie. Lo mismo que nadie habla nunca de la falta de equidad que supone garantizar a los votantes de hoy el poder adquisitivo de la cuestión, a costa de las generaciones futuras que ni se enteran ni votan. A mí esto me parece un poquito duro, desde el punto de vista moral”.