El pasado mes de junio, China culminó 70 años de esfuerzos destinados a la erradicación de la malaria: la Organización Mundial de la Salud [OMS] concedió al país el certificado correspondiente y se convirtió en la primera nación en tres décadas en conseguirlo en la región del Pacífico Occidental.

Una de las claves para lograrlo, según la OMS, ha sido el uso de redes tratadas con insecticidas para prevenir la enfermedad, mucho antes de que esta institución recomendara su utilización. En 1988 ya se habían instalado más de 2,4 millones de redes en todo el país.

Uno de cada 20 de los efectivos desplegados en Afganistán por Estados Unidos se ha tenido que enfrentar a la malaria

Un enemigo difícil

Este mismo año, también ha conseguido su certificación El Salvador. Otros estados que la han recibido en los últimos años son Argelia y Argentina en 2019 y Paraguay y Uzbekistán en 2018. Esos datos dan una idea de lo difícil que es acabar con el que muchos militares estadounidenses consideran su peor enemigo: el mosquito

De hecho, durante la guerra civil entre el norte y el sur, el congreso de ese país aprobó un gasto de 300 dólares en quinina para proteger a las tropas de la malaria. El conflicto registró más de un millón de casos entre ambos ejércitos. En la II Guerra Mundial se detectaron casi 700.000 y en Vietnam, 50.000. Si quieres cifras más actuales, uno de cada 20 de los efectivos desplegados en Afganistán por Estados Unidos se ha tenido que enfrentar a la enfermedad.

El mosquito es el responsable de 715.000 muertes al año, 600.000 de ellas por malaria

El animal más asesino

Que el mosquito es el animal más asesino para el ser humano, es difícil de discutir. Los tiburones apenas acaban con las vidas de 10 personas al año. Los perros, a través de la rabia, matan a unas 25.000, la mitad que las serpientes. En segunda posición se sitúa el propio ser humano, que asesina anualmente a unos 475.000 congéneres. Pero el mosquito es el responsable de 715.000 muertes al año. Y, de ellas, 600.000 corresponden a la malaria, del total de 200 millones de casos que se producen cada doce meses.

De hecho, el ejército estadounidense cuenta con su propia guía para evitar el contagio, creada por el Walter Reed Army Institute of Research [WRAIR]. Entre sus recomendaciones, la primera es protegerse de las picaduras y tomar medicamentos que previenen el contagio, además de los repelentes y, en su caso, un uso correcto del uniforme.

El WRAIR centra la investigación en profilaxis en las nuevas combinaciones de tafenoquina y repelentes que, además, sirven para prevenir el Zika, Dengue y virus Mayaro. Su receta para las fuerzas desplegadas durante seis meses es de 56 pastillas de tafenoquina, para tomar una a la semana; y 226 de doxyciclina, que hay que tomar cada día a la misma hora. Según su guía, “tanto la tafenoquina como la doxyciclina son activas contra los cinco parásitos que transmiten la malaria a seres humanos”.

Para evitar picaduras se utilizan insecticidas, repelentes, ropas especiales y mosquiteras para la cama

Así se contagia

El proceso de contagio comienza con la picadura de un mosquito infectado, que introduce los esporozoítos en el cuerpo. Para evitar esta etapa, se utilizan los ya citados insecticidas, repelentes, ropas especiales y mosquiteras para la cama.

Si no se consigue evitar, pasa al hígado. El Plasmodium falciparum es la especie más prevalente de malaria. Sus esporozoítos pueden permanecer latentes durante años y provocar infecciones periódicas. Para esta etapa existen vacunas y medicamentos como la primaquina y la tafenoquina.

Si los esporozoítos maduran, se convierten en merozoítos, que pasan a la sangre e infectan a los glóbulos rojos. Estos se rompen en un periodo de tiempo entre 48 y 72 horas e infectan a otros glóbulos rojos. Los primeros síntomas se presentan por lo general de diez días a cuatro semanas después de la infección, aunque pueden aparecer incluso a los ocho días o hasta un año después de esta. Los síntomas ocurren en ciclos de 48 a 72 horas.

Más complicado de lo que parece

En China, este tipo de tratamientos los cubre de forma total o parcial su equivalente a nuestra Seguridad Social. Pero, sobre todo, su victoria sobre la malaria es consecuencia de la unión de fuerzas: en 2010, trece ministros se comprometieron a aunar esfuerzos para acabar con la enfermedad en todo el país.

Por desgracia, la malaria no es el único mal para los seres humanos que los mosquitos llevan consigo. El dengue, conocida por el dolor insoportable que provoca, también es una enfermedad transmitida por artrópodos. Mata cada año a más de 20.000 personas e infecta a unos 400 millones.

Con el cambio climático, las temperaturas más altas han expandido las zonas geográficas en las que viven los mosquitos, lo que ha supuesto que el número de infecciones por dengue se haya incrementado en los últimos años.