Está claro que durante el año 2020, la Covid nos dio motivos de sobra para no recordarlo como el más feliz de nuestras vidas. De hecho, durante el primer estado de alarma, la insatisfacción con la vida, medida en una escala de 1 a 10, presentó una media de 3,97 y el 27% de los encuestados afirmaban haber sufrido ansiedad o depresión. Durante el segundo estado de alarma, estas cifras ascendieron al 4,6 y el 45%, respectivamente.

Así se desprende de un estudio realizado por María Vicente, de la Universidad de Oviedo, y Pablo de Pedraza, investigador del DG Joint Research Centre de la Comisión Europea y realizado para el Observatorio Social de la Fundación “la Caixa”. El análisis se ha llevado a cabo a partir de los datos de la encuesta internacional «Vivir y trabajar en tiempos de coronavirus» [LWCV, por sus siglas en inglés], realizada online desde finales de marzo de 2020 [sigue activa en la actualidad, por si quieres contestarla].

Aumentó la insatisfacción, que es la percepción subjetiva de la falta de bienestar que tienen los individuos

Conclusiones

“Lo que se ve es que aumentó la ansiedad, sobre todo en la primera ola en comparación con la segunda”, nos explica María Vicente, que es profesora de Economía Aplicada, en el área de Econometría y Estadística. “Y también aumentó la insatisfacción, que es la percepción subjetiva de la falta de bienestar que tienen los individuos”.

Diferencia entre el primer y el segundo estado de alarma

No se debe confundir esa insatisfacción percibida con la ansiedad o la depresión. Estas últimas están vinculadas sobre todo a los problemas de salud, mientras que la insatisfacción con la vida tiene que ver mayoritariamente con los problemas económicos.

El shock económico -perder el trabajo- y la soledad provocaron los mayores niveles de insatisfacción y ansiedad

Perder el trabajo y la soledad, factores clave

Factores

Para la realización del estudio, han tenido en cuenta “diferentes factores: tu salud, tu contexto económico-laboral y tu situación personal en tema familiar”, detalla la investigadora.

Según nos explica, “el shock económico -perder el trabajo- y la soledad era lo que estaba más relacionado con los niveles de más insatisfacción y ansiedad durante el período de pandemia”.

La mala salud y la situación laboral impactan en la ansiedad y depresión

Paro y soledad

Lo que más nos ha afectado han sido “la salud, el trabajo -haberlo perdido- y la soledad, sentirte solo. Son los tres elementos esenciales que están contribuyendo desde el punto de vista negativo”.

Según sus datos, las personas que se mostraban más insatisfechas con la vida eran las que habían perdido el empleo debido a la Covid o las que experimentaban soledad. “Perder el trabajo hace aumentar significativamente la insatisfacción en todas las edades, especialmente en el grupo de 35 a 44 años”, señalan en su estudio.

Además, las personas que habían perdido el empleo puntuaban de media 0,7 puntos más en la insatisfacción con la vida que las que habían conservado su trabajo. De igual modo, los encuestados que habían experimentado una reducción de ingresos puntuaban 0,3 puntos más que aquellos que los habían mantenido.

Ansiedad y depresión

Sin embargo, haber padecido la enfermedad o tener familiares o conocidos afectados por ella no guardaba relación con la insatisfacción con la vida. Ni tampoco con la ansiedad. En este caso, influye más tener mala salud en general o síntomas de Covid, “posiblemente porque se activa el proceso mental de estoy enfermo, estoy con Covid, no me lo han diagnosticado…” nos explica María Vicente.

En el caso de las mujeres, “tienes más probabilidad de sufrir ansiedad”. Y tampoco ayuda vivir con pareja, porque se asocia a mayor ansiedad, aunque está relacionado con menor insatisfacción con la vida.

Lo que sí parece claro es que para evitar la insatisfacción, la depresión y la ansiedad, una de las claves es practicar ejercicio cada día. Aunque María Vicente puntualiza que para la primera “cuentas con otros elementos para contrarrestarla”, como puede ser vivir en pareja o contar con el factor previo de tener estudios universitarios, como demuestran los resultados de su estudio. Por cierto, tener un perro no guardaba relación con la insatisfacción.

La investigación concluye que “la insatisfacción con la vida está relacionada con los problemas económicos de los individuos, mientras que la ansiedad y la depresión están relacionadas con los problemas de salud”. Y, como señalan sus autores, “los resultados, pues, ponen de manifiesto un desafío de primer orden para las políticas que deberán implementarse en el futuro inmediato: abordar los efectos negativos de la pandemia en el ámbito del bienestar y la salud mental”.