Jacobo Muñoz Comet estudió Periodismo y llegó a hacer prácticas en el Heraldo de Aragón, pero a mitad de la carrera comenzó con la Sociología por la UNED y se decantó por esa disciplina [de hecho, a fecha de hoy es miembro del departamento Sociología II de esa universidad]. En 2014, publicó su tesis doctoral sobre el impacto de la crisis de 2008 en la integración laboral de la población inmigrante en España.

Ahora, acaba de realizar una investigación para El Observatorio Social de Fundación “laCaixa” que tiene mucho que ver con su tesis. “Estaba interesado en ver cuál era el impacto que estaba teniendo la pandemia en el empleo de la población inmigrante y de la autóctona”, explica.

En 2020 se ha incrementado la desigualdad entre pobalción autóctona e inmigrante de 3,3 puntos porcentuales

Crisis y desigualdad

Como él mismo señala, “siempre hay una desigualdad en términos de desempleo, que es mayor en la población inmigrante. Y cada vez que hay una crisis económica, aumenta. El desempleo afecta a los dos grupos, pero de manera mucho más fuerte a la población inmigrante.

Según las conclusiones de su investigación, en 2020 se ha repetido la historia, lo que ha producido un incremento de la desigualdad entre ambos colectivos de 3,3 puntos porcentuales, al pasar de 6,7 a 10.

Entre las mujeres, el impacto ha sido prácticamente el mismo en 2020 que en 2008

Diferencias

No obstante, hay diferencias importantes. En primer lugar, el impacto ha sido “más suave en 2020 que en 2008”. Muñoz señala como causa que “la inmigración de 2008 era mucho más reciente, con menos recursos para hacer frente a una crisis económica. Sin embargo, la de 2020 de media lleva más tiempo residiendo en España, por lo que se presupone que tendrán más recursos formativos, conocerán mejor el idioma, tendrán redes sociales no solo de su grupo de país de origen, sino probablemente también relaciones con la población nativa, etc.”

Eso sí, una vez más, la brecha de género sí ha registrado un impacto mayor: “Si miramos por separado lo que ha sucedido para los hombres y lo que ha ocurrido entre las mujeres, vemos que el impacto de la Covid ha aumentado la desigualdad entre los hombres inmigrantes y nativos, pero esa desigualdad ha sido mucho más suave que lo que pasó en 2008”.

No así entre las mujeres. “En ellas el impacto ha sido prácticamente el mismo. Esto posiblemente haya sido porque la crisis de 2008 afectó principalmente al sector de la construcción, que tiene una sobrerrepresentación de trabajadores varones; y, sin embargo, esta crisis ha afectado más a sectores en los que trabaja la población inmigrante femenina, como la hostelería, servicios domésticos, cuidados personales…”, reflexiona Muñoz.

La desigualdad se está reduciendo, según los datos de los dos primeros trimestres de 2021

Desventajas

Las conclusiones de su estudio también reflejan que “buena parte de la desventaja del colectivo inmigrante, en relación con la población autóctona, continúa estando vinculada a su posición laboral. Destaca, sobre todo, la sobrerrepresentación de la población inmigrante en trabajos temporales, de baja cualificación y en sectores ligados a la evolución del ciclo económico”.

Muñoz adelanta  que “según los datos de la EPA de los dos primeros trimestres de 2021, vemos que la desigualdad se está reduciendo. Sin embargo, todavía no se ha recuperado hasta niveles de 2019.

Impacto en Europa

Como señala la Comisaria de Interior de la Unión Europea, Yiva Johansson, “la pandemia ha tenido un impacto significativo en la migración y en los propios migrantes, quienes a menudo han tenido un papel vital en la respuesta de la UE al Covid-19 y han afrontado riesgos desproporcionados”.

Por su parte, el Vicepresidente para la Promoción del Modo de Vida Europeo, Margaritis Schinas, hace una llamada a la solidaridad, que “ha tomado un nuevo significado a la vista de las acciones sin precedentes tomadas por la UE para gestionar la pandemia del Covid-19. Esa misma solidaridad ahora necesita ser trasladada también al campo de la gestión de la migración”.

En 2020, las llegadas de población inmigrante a nuestro país [y en especial a las Islas Canarias] se incrementaron en un 46 por ciento con respecto al año anterior, hasta alcanzar las 35.800 personas.