Continuamos con nuestra revisión de los Objetivos de Desarrollo Sostenible [ODS] de las Naciones Unidas. Esta semana nos tocan los relativos a infraestructuras, desigualdades y ciudades.

Diez datos sobre infraestructuras, desigualdad y ciudades

La industrialización inclusiva y sostenible genera empleo e ingresos

Infraestructuras

El objetivo número 9 es: “Construir infraestructuras resilientes, promover la industrialización sostenible y fomentar la innovación”.

Como señala la ONU, “la industrialización inclusiva y sostenible, junto con la innovación y la infraestructura, pueden dar rienda suelta a las fuerzas económicas dinámicas y competitivas que generan el empleo y los ingresos”.

Además, como consecuencia, “desempeñan un papel clave a la hora de introducir y promover nuevas tecnologías, facilitar el comercio internacional y permitir el uso eficiente de los recursos”.

No obstante, la institución advierte de que “todavía queda un largo camino que recorrer para que el mundo pueda aprovechar al máximo este potencial. En especial, los países menos desarrollados necesitan acelerar el desarrollo de sus sectores manufactureros si desean conseguir la meta de 2030 y aumentar la inversión en investigación e innovación científicas”.

Según sus datos, la infraestructura básica, como las carreteras, las tecnologías de la información y la comunicación, el saneamiento, la energía eléctrica y el agua, “sigue siendo escasa en muchos países en desarrollo”. De hecho, el 16% de la población mundial no tiene acceso a redes de banda ancha móvil.

Para las naciones con menores ingresos, en especial en África, las limitaciones en materia de infraestructura afectan la productividad de las empresas en alrededor del 40%.

Por eso, la ONU ha marcado como meta “promover una industrialización inclusiva y sostenible y, de aquí a 2030, aumentar significativamente la contribución de la industria al empleo y al PIB”.

La desigualdad dentro de los países y entre estos es un continuo motivo de preocupación

Desigualdad

El ODS número 10 se centra en la reducción de la desigualdad en y entre los países, para que “que nadie se quede atrás”.

Según la ONU, “la desigualdad dentro de los países y entre estos es un continuo motivo de preocupación”. A pesar de la existencia de algunos indicios positivos hacia su reducción “en algunas dimensiones, como la reducción de la desigualdad de ingresos en algunos países y el estatus comercial preferente que beneficia a los países de bajos ingresos”, aún continúa.

Sobre todo, si tenemos en cuenta el impacto del COVID-19, que ha sido mucho mayor entre la población “más pobre y las comunidades más vulnerables”.

Sus datos muestran que en 2016, más del 64,4% de los productos que los países en desarrollo exportaban a los mercados mundiales sufrieron un incremento en los aranceles del 20% desde 2010.

La evidencia de los países en desarrollo muestra que la población infantil en el 20 por ciento más pobre tiene hasta tres veces más probabilidades de morir antes de cumplir cinco años que la más rica.

Por otro lado, la protección social se ha extendido significativamente en todo el mundo. Sin embargo, las personas con discapacidad tienen hasta cinco veces más probabilidades de enfrentarse a gastos de salud calificados como catastróficos.

La ONU señala, por tanto, la necesidad de “lograr progresivamente y mantener el crecimiento de los ingresos del 40% más pobre de la población a una tasa superior a la media nacional”.

Desde 2007, más de la mitad de la población mundial vive en ciudades

Ciudades

El objetivo 11, por su parte, quiere lograr que las ciudades sean más inclusivas, seguras, resilientes y sostenibles.

La ONU explica que “el mundo cada vez está más urbanizado. Desde 2007, más de la mitad de la población mundial ha estado viviendo en ciudades y se espera que dicha cantidad aumente hasta el 60% para 2030”.

La institución destaca que “las ciudades y las áreas metropolitanas son centros neurálgicos del crecimiento económico, ya que contribuyen al 60% aproximadamente del PIB mundial. Sin embargo, también representan alrededor del 70% de las emisiones de carbono mundiales y más del 60% del uso de recursos”.

A eso se suma “la rápida urbanización” que “está dando como resultado un número creciente de habitantes en barrios pobres, infraestructuras y servicios inadecuados y sobrecargados (como la recogida de residuos y los sistemas de agua y saneamiento, carreteras y transporte)”.

La consecuencia es que “está empeorando la contaminación del aire y el crecimiento urbano incontrolado”.

Por eso, las Naciones Unidas esperan, de aquí a 2030, “asegurar el acceso de todas las personas a viviendas y servicios básicos adecuados, seguros y asequibles y mejorar los barrios marginales”.