Ya te decíamos ayer que no las vas a encontrar en ninguna selección de los Juegos Olímpicos, pero podrían hacerlo perfectamente si hubiese una categoría que premiase un enfoque más humanitario, igualitario y diverso de la economía.

Son once mujeres cuyas ideas, investigaciones y aportaciones están cambiando las teorías económicas y los enfoques del mundo académico, empresarial y legislativo. Ayer te presentamos a las seis primeras. Hoy te traemos a las cinco restantes.

Claudia Goldin

Esta profesora de la universidad de Harvard es la pionera de la investigación del papel de las mujeres en la economía, que comenzó hace 40 años.  “Las divisiones políticas más profundas surgieron en el pasado… en especial en períodos de crecimiento, ingresos altos y desigualdad de riqueza”, explica. Ha estudiado los efectos del cambio tecnológico, la desigualdad, la educación, la contaminación del agua y la corrupción en la economía. Pero, sobre todo, por su forma de entender los motivos de la diferencia salarial de género, tras el estudio de 200 años de historia. Desde su punto de vista, no es una cuestión de discriminación, sino un reflejo del alto coste que supone tener que combinar trabajo y familia.

Mariana Mazzucato

Es experta en innovación y autora del libro El Estado emprendedor: desmintiendo mitos del sector público frente al privado. En él señala que la mayor parte de la innovación que se produce en salud, tecnología y en general en cualquier ámbito se basa en investigaciones financiadas por los gobiernos en las que la empresa privada no quiere o no puede invertir. A su juicio, el papel del Estado no puede reducirse a “solucionar fallos del mercado y luego quitarse de en medio”. Asesora a gobiernos como los de Suráfrica, Italia, El Vaticano, Escocia, Noruega y la Unión Europea. Destaca el apoyo que proporcionan los estados a las nuevas tecnologías en sus etapas más tempranas de desarrollo. “El gobierno de Estados Unidos estaba invirtiendo miles de millones de dólares en crear el sistema GPS mucho antes de que se convirtiera en la base para compañías de transporte de viajeros multimillonarias”, explica.

Olivia S. Mitchell

Es la pionera de las investigaciones sobre el sistema de pensiones moderno. A su juicio, es fundamental jubilarse tarde, expandir la educación financiera y crear incentivos económicos para el ahorro, la planificación y la inversión inteligente. En resumen: “Trabaja más tiempo, ahorra más y rebaja tus expectativas”. Lleva 40 años promoviendo que se incluyan criterios de economía conductual [behavioral economics] en las investigaciones. Y su visión de las pensiones es que son “un microcosmos de todo: la demografía, los recursos humanos, los impuestos, las finanzas, la psicología, la economía y más”. Asegura que cualquier millennial que quiera jubilarse a los 65 años debe ahorrar un 40 por ciento de su sueldo, frente al 6 por ciento actual de media. Así que, cree que terminaremos trabajando toda nuestra vida, aunque sea a tiempo parcial. 

Rohini Pande

Pande sufrió en sus propias carnes el impacto de la discriminación cuando llegó a la universidad de Oxford. Eso despertó su interés por la justicia. “Como muchas personas nacidas en un ambiente privilegiado, tardé mucho en reconocer lo que significan los privilegios”, admite. Ahora es una de las personas más influyentes en su área de conocimiento y ha realizado contribuciones innovadoras en política económica, desarrollo internacional, economía de género, anti-corrupción y lucha contra el cambio climático. Es profesora en la universidad de Yale y en su tesis descubrió que la redistribución de riqueza fomentada desde el Estado para mejorar las condiciones de los grupos menos favorecidos está directamente relacionada con la representación política y la influencia en el ámbito legislativo. “La democracia funcional significa mucho más que una institución que permite que todo el mundo vote cada unos cuantos años. Es crítico que la ciudadanía esté bien informada y necesitamos proteger las instituciones democráticas de la corrupción”, asegura.

Hélène Rey

Es profesora en la London Business School y sus ideas han sido calificadas de “provocativa” y, por supuesto, “influyentes”. Es experta en la influencia que Estados Unidos y el dólar tienen en el sistema financiero internacional. Según su criterio, este país cuenta con un “privilegio exorbitante” porque puede pedir prestado con descuento en los mercados financieros de todo el mundo y conseguir intereses de sus activos externos. Por ese motivo, cada vez son mayores y más arriesgadas sus inversiones en el extranjero. Su visión es que en realidad, Estados Unidos es una especie de “asegurador” para el resto de naciones. Y puede funcionar como un banco: pide prestado a corto a quienes quieren activos líquidos en dólares y prestar a largo con créditos a fondos de inversión y empresas. De esa forma, genera un beneficio del margen entre ambas operaciones. Por ese motivo “su cuenta de resultados cada vez se parece más a la de un venture capital”, asegura.

Como ves, no hay una única forma de ver la economía y estas mujeres están haciendo mucho por conseguir que esa diversidad sea cada vez mayor y que tenga más influencia.