El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, tiene un lío -y de los muy gordos- encima de la mesa. El banco malo que nadie quería en España está en marcha, pero a trancas y barrancas y si el experimento sale mal España prolongará la crisis varios años más. Los temas financieros son complejos y se manejan con lenguaje incompresible para los no expertos, pero lo que debemos tener claro es que si el ministro de Economía, Luis de Guindos, no encauza 'el lío' todos los españoles lo pagaremos muy caro. El problema de raíz es que en su discurso de investidura como pPresidente (diciembre de 2011), Rajoy contestando a una pregunta del coordinador de IU, Cayo Lara, dijo alto y claro: "No estoy a favor de crear un banco malo". Si tenemos en cuenta que Rajoy es el maestro de la ambigüedad, la contundencia de la respuesta es demoledora a día de hoy.

Obligado por Bruselas, mentiras al descubierto
A estas alturas, y cuando aún no se ha cumplido un año del discurso de investidura, ya sabemos que Rajoy ha incumplido todas y cada una de sus promesas electorales, que ha hecho todo lo contrario de lo que anunció aunque "no le gusta" y porque "no queda más remedio".

Cuando el Gobierno pidió el rescate a Europa para salvar a los bancos, Rajoy negó que fuera un rescate, negó que se fueran a poner condiciones a España y negó que fuera a computar como déficit. Todo ello en una rueda de prensa que ya ha pasado a la historia justo antes de cogerse un avión para ir a ver a la selección española de fútbol a Ucrania.

Bien, la ayuda financiera es un rescate en toda regla y las condiciones impuestas a España figuran en un documento oficial, llamado Memorandum de Entendimiento (MOU), en el que queda claro que los 60.000 millones de euros concedidos a los bancos privados españoles serán deuda pública (déficit) del país, y en el que además se exige a España crear el banco malo que Rajoy no quería.

Inversión privada para que no sea déficit
Así pues el Gobierno del PP está metido en un círculo vicioso mortal: se ha comprometido a reducir el déficit y para ello han llevado a cabo los mayores recortes sociales de la Democracia -desaparición de las ayudas a la Dependencia, recorte del subsidio de desempleo a la mitad, copago farmaceútico, reforma laboral que deja sin derechos a los trabajadores, recortes brutales en Sanidad y Educación, subida del impuesto de la Renta y subida del IVA, por ejemplo-, pero si el rescate a los bancos se convierte en deuda pública habrá más recortes y no habrá argumento para responder a quienes afirman que las pérdidas de los bancos las pagan los españoles con más paro y sufrimiento mientras que los beneficios de los bancos son para ellos solitos.

Por eso el Gobierno ideó un sistema para que las pérdidas del banco malo no sean deuda pública, y consiste en que entren inversores privados -nacionales e internacionales- en el banco malo, en el que se depositarán todos los créditos impagados y los de dudoso cobro, fundamentalmente pisos e inmuebles o terrenos sin vender o embargados. El problema es que nadie quiere invertir en el banco malo, que en realidad será un vertedero en el que se reciclará lo que nadie quiere comprar. Y nadie quiere entrar porque se sabe que la rentabilidad, si la llega a tener, será de un 15% en 15 años, es decir, un 1% anual. Hay muchos negocios por el mundo en los que la rentabilidad es infinitamente mayor.

Guerra entre De Guindos y el presidente del BBVA
Situémonos: Francisco González (FG) fue puesto al frente del BBVA por Aznar. FG es considerado un "pata negra" del PP a todos los efectos, aunque no esté en política. Se dedicó a criticar duramente a Zapatero como si fuera un diputado del PP, guarda silencio con Rajoy pero la creación del banco malo le ha enfrentado al ministro de Economía, Luis de Guindos que, a este paso, va a tener pocos amigos cuando salga del Ministerio. Recordemos que Rato fue el padrino y mentor de De Guindos, y Rato fue expulsado de Bankia y va camino de la Audiencia Nacional.

FG es un enemigo peligroso y se niega a entrar en el banco malo. Lo que es peor, los tres grandes: Botín (Santander), FG (BBVA) y Fainé (Caixa), se han puesto de acuerdo, han pactado la estregia y de momento no entran en el banco malo en primer lugar porque no ven negocio, en segundo lugar porque priorizan sus intereses y el resto del sistema financiero español no tanto, y en tercer lugar porque quieren "exprimir" al máximo al Gobierno. Para empezar ya tienen un regalo, lo que inviertan en el banco malo solo pagará un 1% de impuestos, lo mismo que una Sicav. Al ministro de Economía solo le falta pagarles para que entren.

Francisco González dijo el pasado mes de septiembre que el BBVA entraría en el banco malo "por el bien del país", o sea por patriotismo, pero hace unos días lanzó un dardo públicamente al ministro de Economía al decir sobre el banco malo que esperaba "que las cosas se hagan de forma más inteligente, en beneficio de España". Y lanzó un dardo más al sugerir al Gobierno que pidiese el rescate total "cuanto antes".

En resumen: el dinero del rescate a los bancos no llegará hasta que el Gobierno cumpla lo exigido por Bruselas y Alemania y cuanto más tarde en llegar peor. El banco malo arranca mal y si todo se retrasa se retrasará también la salida de la crisis, para desgracia de todos los españoles, especialmente de los que menos tienen.